"Con
múltiple espejo captaba yo aun su mirada cuando su boca estaba cerrada, para
que me hablaran sus ojos. Y sus ojos me hablaban, en efecto.”
Friedrich Nietzsche
“La mirada se anuda en las cosas que
se sorprenden debajo de las
piedras.”
Aída Cartagena Portalatín
“El destino me ha condenado con una mirada
insobornable, una mirada
dura,
pero un corazón frágil.”
Stefan Zweig
Desde hace mucho el lenguaje y los medios de
comunicación han sido de interés para el ser humano, esto debido a que por
medio de la comunicación se transmite información de una generación a otra,
facilitando el aprendizaje a partir de terceros. El estudio del origen de la
comunicación, tanto en hombres como en animales se divide en dos aspectos,
estos son comunicación sonora y comunicación visual-motora.
Dichos aspectos se han entrelazados y
complementado entre sí. Para algunos autores como Albert Mehrabian, en el diálogo entre dos personas,
el mensaje verbal tiene un impacto del 7 por ciento, el 38 por ciento de la
información se adquiere por la vía fonológica, mientras que el 55 por ciento
restante de la información se abstrae del componente no verbal. En
investigaciones similares Meharabian, descubre que en un diálogo cara a cara,
la información transmitida vía no verbal es de un 65% de la información total.
A partir de lo anterior es ineludible aceptar que el ser humano tiene a su
alcance diversas vías para comunicarse con los demás miembros de su especie.
Las controversias sobre el origen de la comunicación no verbal en el ser humano
no se hacen esperar. Aun así después de varios debates, muchos autores han
concluido que “las señales no verbales son de cuatro índoles, innatas,
aprendidas, transferidas genéticamente o adquiridas de una u otra manera”
(Kristine Peace).
Comportamiento
no verbal durante la seducción
Según Peace (1988), la mirada íntima se
caracteriza por que recorre los ojos, pasa por el mentón y se dirige hacia
otras partes del cuerpo. Según este autor, tanto hombres como mujeres usan esa
mirada para demostrar su interés en la otra persona y si está interesada, esta
devolverá entonces una mirada del mismo tipo. Así mismo este autor señala, que
el éxito de algunas personas en los encuentros con el sexo opuesto, radica en
la capacidad de enviar las señales de cortejo y de reconocerlas cuando las
reciben. El encuentro de la mirada entre dos personas, se convierte en un
mecanismo de manifestación de sentimientos como el hecho de expresar que les
agrada estar juntas, que ambas están enojadas, o sexualmente excitadas (Davis,
2002). En el momento de entablar una buena relación con otra persona se debe
mirar el 60% y 70% del tiempo compartido con ella, para despertar así una gran
simpatía por parte del otro, lo anterior lo propone Peace (1988). En este
sentido, Jean Paul Sartre afirmó que
una de las características más relevantes de la condición humana se encuentra
en el contacto visual, ya que es lo que hace real y directamente consciente la
presencia del otro como ser humano con conciencia e intenciones propias. Así,
dentro de los estudios del lenguaje corporal, el comportamiento ocular es tal
vez la forma más sutil con relación a éste. En esta medida cuando un hombre
altera la dirección de su mirada y se encuentra con la de otra persona o no la
encuentra, el efecto producido es totalmente desproporcionado al esfuerzo
muscular realizado (Davis, 2002). En este mismo contexto Peace (1988), señala
que los ojos dan las señales de comunicación más reveladoras a la hora del
galanteo, ya que son puntos focales del cuerpo, en donde las pupilas se dilatan
o se contraen según la actitud de la persona. Por ejemplo cuando una persona se
entusiasma, las pupilas tienden a dilatarse hasta tener cuatro veces el tamaño
normal. Así pues, un individuo puede expresar variedad de cosas mediante su
comportamiento ocular, tan solo exagerando levemente los patrones habituales.
Por ejemplo, si mira mucho hacia otro lado mientras escucha a otra persona,
esto indica que no coincide con lo que dicha persona afirma, o si mientras
habla vuelve los ojos hacia otro lado más de lo habitual, esto denota que no
está seguro de lo que dice o que desea modificarlo, y por el contrario, si mira
a la otra persona mientras la escucha, esto indica que está de acuerdo con
ella, o simplemente que le presta atención, o si mientras habla mira fijamente
a la otra persona, esto demuestra que le interesa saber cómo reacciona su
interlocutor a sus afirmaciones y que está muy seguro de lo que dice.
“La mirada
es posiblemente la más
asombrosa técnica humana de
cortejo: el lenguaje de los
ojos.”
Anatomía
del amor
Helen Fisher
Los movimientos oculares de cada individuo están influidos por su
personalidad, por la situación en que se encuentra, por sus actitudes hacia las
personas que lo acompañan y por el grado de importancia que tiene dentro del
grupo de la conversación. A medida que va avanzando el coqueteo, las señales
son cada vez más obvias, la mirada se intensifica y se vuelven más rápida hacia
los ojos de la otra persona, pero también se encuentran indicios menos obvios.
Dentro de los elementos más importantes del galanteo, la mirada prolongada está
directamente relacionada con el agrado hacia otra persona. Cuando en una
conversación, una persona mira más frecuentemente que lo habitual a otra, ésta
última lo interpreta como un signo de que su amigo no está simplemente absorto
en el tema de conversación, sino que también se interesa por ella como persona.
A pesar de que el comportamiento ocular no es la única clave de atracción, ya
que también cuentan las expresiones faciales, la proximidad, el contacto físico
si existe y lo que se dice, a la mayoría de las personas les agrada mucho mas
expresar lo que sienten por medio del cuerpo y especialmente de la mirada.
En relación con esto, los movimientos oculares pueden además de
transmitir actitudes y sentimientos, expresar también la personalidad, puesto
que algunas personas miran más que otras. Esto se debe a que por naturaleza
algunas personas al ser mas afectuosos que otras suelen mirar mucho, o por el
contrario las personas que tienen más necesidad de afecto, necesitan así mismo
de la mirada, con el deseo de lograr una relación cálida, afectiva e íntima con
otras personas, necesidad que todos sentimos en mayor o menor grado. Es por
esto que no es considerado una sorpresa el hecho de encontrar personas que
necesitadas de afecto o que simplemente se atraigan, tiendan a mirar
directamente al rostro y a los ojos. Así mismo, existen otras diferencias más
sutiles tanto en los hombres como en las mujeres, ya que aunque los dos miran
más cuando alguien les resulta agradable, los hombres intensifican el tiempo de
mirada cuando escuchan, mientras que las mujeres lo hacen cuando son ellas las
que hablan. Una explicación razonable de estas diferencias reside en el hecho
de que desde la infancia se enseña a las niñas y a los niños a controlar de
distinta manera sus emociones. Por esta razón, las mujeres por lo general
tienden a ser menos inhibidas ante los demás a la hora de expresar sus
sentimientos. Al detallar un poco los tabúes que mantienen algunas culturas, se
observa como la expresión de “un hombre no
llora”, es frecuente entre el lenguaje masculino. La información que se
transmite a través de la mirada viene acompaña de una necesidad mayor de saber,
en especial, cuando están con alguien que les agrada. Por otra parte la
distancia entre un sujeto y otro, es un factor importante para analizar durante
galanteo. La proximidad entre las personas fue estudiada con rigurosidad por
Edward Hall, quien acuño por primera vez la palabra proxémica.