domingo, 28 de abril de 2019

PARÁLISIS DEL SUEÑO

Un fenómeno que no tiene nada de paranormal

“¿Qué es la vida? Un frenesí. 
¿Qué es la vida? Una ilusión, 
una sombra, una ficción; 
y el mayor bien es pequeño; 
que toda la vida es sueño, 
y los sueños, sueños son”.

Pedro Calderón de la Barca


Abrir los ojos en medio de la noche y no poder moverse ni hablar es más común de lo que se piensa. Quizás ya te haya pasado, o tal vez a un amigo o a un conocido. En plena madrugada y sin razón aparente despiertas de forma fulminante e intentas moverte o hablar, pero no lo logras. La angustia es lógica. Y por si fuera poco, crees ver figuras a la distancia o escuchar voces. La experiencia dura unos cuantos segundos, hasta que por fin te puedes mover o simplemente te vuelves a dormir. Será un mal recuerdo a la mañana siguiente.

El anterior no es un relato de terror. No fue una bruja o un fantasma que aprisionaba tu pecho, se trata más bien de la manifestación de un fenómeno que, si bien puede causar pavor, está clasificado como uno de tantos parasomnios o trastornos de la conducta durante el sueño, junto con otros como las pesadillas, el sonambulismo o el bruxismo.

Los parasomnios son cualquier comportamiento, conducta o sensación anormal que ocurra en la transición de la vigilia al sueño o del sueño a la vigilia, o en distintas etapas del sueño. Este fenómeno no representa un problema mayor, además del pánico que se puede llegar a sentir en segundos; pero sí puede ser señal de otros trastornos mayores, de altas cargas de estrés y preocupaciones, así como de hábitos poco saludables y de una mala higiene de sueño. Por lo general, esta alteración se puede acompañar de alucinaciones de tipo visual o auditivo, asociadas culturalmente a fenómenos paranormales. Es muy frecuente, se puede presentar más en adolescentes, pero se ha detectado que también a lo largo de toda la vida en personas que trabajan por turnos. Este parasomnio puede verse agravado en personas con traumas, trastornos de ansiedad o que hayan sufrido abuso sexual, así como en aquellas que consumen sustancias estimulantes.

El sueño es una función vital propia de todas las especies de mamíferos conocidos y se caracteriza por ser cíclico, en cuatro fases que se repiten cada 90 minutos durante la noche. Se trata de una transición de una de ellas, conocida como fase REM (Rapid Eye Movement, en inglés, o movimientos oculares rápidos), o R, hacia una de sueño más leve en que se presenta la parálisis. Esta fue la denominación que a mediados del siglo pasado le dieron médicos de la Universidad de Chicago. Luego, el catedrático francés Michel Jouvet lo llamó “sueño paradójico” porque, justamente, es el momento del día en el cual el cuerpo experimenta más actividad cerebral; sin embargo, salvo los músculos respiratorios y los oculares que se mueven a gran velocidad, la movilidad física es nula. En experimentos con gatos con parálisis muscular, Jouvet comprobó que la falta de movilidad en esta fase del sueño se debe a la inhibición de los centros motrices en la médula espinal. También se acompaña, según Dávila, por una contracción de las pupilas y la erección del pene o del clítoris. El sujeto está saliendo de la fase R, en un proceso que puede demorarse unos 20, 30 o 40 segundos, y en ese momento se percata de que está despierto pero no se puede mover”, describe. La parálisis es más común que se presente cuando la persona duerme bocarriba, en la madrugada, y su duración es de pocos segundos, explica Dávila, y agrega que el tono muscular suele recuperarse rápidamente.
De acuerdo con el psiquiatra Franklin Escobar, lo ideal es evitar factores de riesgo que ocasionan un fenómeno de parálisis, y, en ese sentido, la primera recomendación es una buena higiene del sueño: horarios habituales, un espacio preparado para el descanso y evitar la estimulación en altas horas de la noche con bebidas o la interacción con pantallas celulares. Si la parálisis del sueño se sigue presentando, se puede hacer un estudio de sueño para descartar otros trastornos. Si no logra evitarse, el mexicano Reyes Haro Valencia aconseja “apretar los ojos, buscar moverlos en ese estado de conciencia para así activar el resto de la musculatura”.

EGO

“En todos los patriotismos late una sombra de narcisismo. Quizás por eso, todos los patriotismos parecen necesitar vestirse de atractivos uniformes.

 "Los años verdes"
Yukio Mishima


“En el fondo ha hecho bien matando a su familia, todas sus plegarias han sido atendidas. Se habla de él, aparece en la televisión, van a escribir su biografía y su historial de canonización va por buen camino.”

El adversario
Emmanuel Carrere


“Nunca es triste la verdad 
lo que no tiene es remedio.”

Sinceramente Tuyo
Joan Manuel Serrat


Cuando se observa la condición humana, la primera clasificación que someramente se puede hacer se relaciona con las zonas positivas y negativas, en este sentido me atrevo a señalar que existen tres virtudes principales;

Bondad
Inteligencia
Fortaleza

Sin estas zonas, no podríamos pensar en las demás, como la amistad, nobleza, valentía, sinceridad, altruismo, responsabilidad, humildad, justicia, etc. Ahora bien, del lado, el lado “oscuro”, los defectos humanos tienen un solo padre, el egocentrismo. De esta condición surgen dos ramales, uno es la vanidad el exhibicionismo, narcisismo y la otra rama va al orgullo, soberbia y manipulación.
De la unión de estos dos ramales surgen vicios y defectos como cobardía, envidia, hipocresía, crueldad, tiranía, violencia, falsedad, delincuencia, etc. Solo hay que quitar la palabra egocentrismo para darnos cuenta que todas estas definiciones desaparecen.

La idea que se tiene de un defecto no es correcta, un defecto no es nada, es un vacío, un hueco donde debiera haber una virtud;
Por lo que cobardía, es el hueco donde tendría que estar la valentía.
Falsedad es la ausencia de sinceridad.
O la crueldad, la falta de bondad.

Un egocéntrico no tiene que poseer tal cantidad de lacras, no es todo blanco o negro, sino toda una gama de matices. Tal y como indica el nombre, la persona egocéntrica cree que el mundo gira a su derredor o mejor aún, se erige en instrumento de medida para comprender su entorno. La definición latina de “ego” es “Yo”, la idea que el individuo tiene de sí mismo. El egocéntrico entiende su entorno e incluso a sí mismo de manera indirecta, a través de un filtro que es su “Yo”. Letal es que si ese “Yo” fuese perfecto, su visión también lo sería y que cuanto más grande sea ese “Yo”, más denso será el filtro, aumentando el error de las impresiones recibidas y las propias internas.
Las estadísticas señalan que de cada 1000 personas, una se conoce a sí misma y de las 999 restantes, el 90% se ha fabricado una imagen de sí mismo que excede su competencia (en suma, un caldo de cultivo excelente para el egocentrismo). El egocentrismo es lo más terrible que le puede suceder a la persona, para verlo con mayor claridad, en vez de mencionar lo que es, diremos lo que no es, humildad, empatía, amor, justicia, sencillez, inteligencia y fortaleza. Y si reconocemos que el sentido de la vida es mejorar como persona, que alguien carezca de estas “virtudes” o que las posea en poca cantidad, es algo terrible al ser y un freno al progreso psicológico y espiritual.


Psicología de la persona egocéntrica.
La persona egocéntrica falla en lo fundamental para su propio desarrollo psicológico. No es bondadoso/a aunque trabaje para mil instituciones de ayuda o voluntariados, porque lo hace para seguir alimentando a su hijo más amado, su “Ego”. Cada bien que realiza en sus semejantes, es por la satisfacción que le produce equipararse con los demás y salir bien parado, porque ese es otro de sus defectos, la envidia. Se pasa la vida queriendo conocerse a través de la imagen que manda a los demás y la que éstos le devuelven, y como en este trasunto no le salen las cuentas claras, ya que la gente ve de ellos lo que el propio egocéntrico no ve, se enemista con los demás. El egocéntrico tiene poca sabiduría, por eso lesiona lo mejor que tiene en la vida, el aprendizaje. Como no pregunta, por creer que esto le rebaja, tampoco obtiene respuestas. La verdad no se puede manipular, por eso, el egocéntrico, aunque lo intente, no logra convencerse de estar tan alto como se ha subido, por otro lado, esto le trae problemas con otras personas que no están dispuestas a darle un trato de excelencia.
En el budismo zen japonés, se compara a una persona orgullosa con un jarro lleno de aire que se niega a marcharse del recipiente, imposibilitando que el conocimiento entre en su interior. Eso es el “Ego”, aire que solo sirve para obstaculizar y lo más patético, es que las personas egocéntricas, cuando sienten su querido Ego amenazado, se revuelven ofendidas, ya que no admiten la más mínima crítica. Lo más importante de las personas orgullosas, es mimar su Ego, por ese motivo su capacidad de hacer una valoración psicológica de otra persona, es nula, ya que no pueden colocarse en el puesto de otro, es contra natura a su manera de ser. El hecho de enjuiciar el entorno de acuerdo a su regla de medida, que no es otra que la dictaminada por su Ego, les convierte en ciegos y sordos, ya que solo ven y oyen lo que les interesa. El ególatra con el fin de seguirse amando a sí mismo y de paso ser instrumento de medida para todos los demás, no le queda otro remedio que fabricarse un patrón de medidas, es decir una regla con varios tipos de medida y según conveniencia, así aplica una u otra. Es curioso que a los egocéntricos no le choque cambiar de actitud según necesidad y a la vista de todos, menos a la suya, lo cual demuestra que de una forma u otra, el orgulloso, tiene algo de hipócrita. Lo humano tanto en virtudes o ausencias, es un continuo que va de un egocentrismo puro a su carencia. En el extremo negativo tendríamos a todos los psicópatas, delincuentes, estafadores, etc. y del otro a los filántropos, sabios y santos.

En síntesis, un egocéntrico es una persona ridícula, ha creado una imagen de sí mismo falsa que le impide ver y aprender, y de paso se pelea con quien intenta mostrarle la verdad. Aspectos generales de cómo reconocer a un egocéntrico sin llegar a tener trato con él:
Exclamaciones como ¡Qué calor hace aquí!. Sin importarle lo más mínimo que los presentes estén bien abrigados, a fin de cuentas él o ella son el termómetro.
En un atasco piensan: ¿Cómo me ha podido suceder esto a mí?.
Frases como: Con todo lo que hice por ti y así me lo pagas.
Utilización abundante de Yo y Mí en las conversaciones y muy acentuado.
Incapacidad de contar un suceso despersonalizado, todo empieza o acaba haciendo referencia a ellos.
Exhibirse, ya sea con ropa, posturas o de cualquier manera, el caso es no pasar inadvertidos. Utilizar cualquier conversación para dirigirla hacia algo importante de sus vidas, aunque esté fuera de lugar.
Hablar bien de su familia ocultando de manera premeditada los aspectos negativos, a fin de cuentas, su familia es prolongación suya.
Ser capaces de opinar de cualquier tema, aunque lo desconozcan.
Si alguna persona le hizo un mal, usando una metáfora veremos que si al egocéntrico le rompieron un vaso, él le romperá dos, en cuanto pueda, a fin de cuentas, su vaso era suyo y como tal, valía el doble que el de la otra persona.
Cuando alaba a alguien es porque sabe que eso mismo lo hace él mejor, pero, cuando critica, que es lo más habitual, está mostrando sin saberlo, todo lo que otras personas pueden hacer mejor que él.
Tienen una percepción exagerada sobre sus atributos y cualidades.
Confieren una gran importancia al dinero y al poder.
Tienen sentimientos de grandeza; están seguros de que en su vida lograrán grandes metas y objetivos.
Aunque pueden gozar de habilidades sociales más que suficientes, acostumbran a ser individuos más bien solitarios, ya que a menudo generan un cierto rechazo social cuando las demás personas se percatan de su egolatría.
Suelen mostrar un gran apego a todos los aspectos que refuercen su imagen de personas exitosas.
Pueden tender a la superficialidad, labrando amistades instrumentales que les permitan alcanzar ciertos propósitos y ganar estatus.
Distorsionan la realidad, y en algunos casos pueden tener dificultades para llevar a cabo un análisis racional sobre su valía personal.
En algunos casos, pueden ser personas con poca empatía, poco dispuestos a ofrecer ayuda y soporte a otras personas.
No soportan recibir críticas y se las toman como algo personal.
Pueden tender a compararse constantemente con los demás, enfadándose si consideran que alguien de menor valía que ellos están en un puesto de trabajo mejor o tienen una vida más acomodada.
En ciertos casos se percibe una tendencia al exhibicionismo, por ejemplo haciendo alarde de logros materiales y económicos, como forma de reforzar su auto-percepción de personas de gran valía y estatus social.

sábado, 27 de abril de 2019

PROGRAMA PATHS (la educación del corazón)

“Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, 
pero a mí un pajarito me contó que estamos
 hechos de historias”

Eduardo Galeano

"Aunque la sociedad no lo mencione, el principal valor del conocimiento y de la educación es el de ayudarnos a comprender la importancia de disciplinar la mente y de comprometernos en acciones más sanas. El adecuado uso de la inteligencia y del conocimiento debe llevarnos a emprender los cambios internos necesarios para alentar la bondad".

En primer lugar, la investigación indica que, cuando los padres reconocen las emociones negativas de sus hijos  (su ira y su tristeza) y les ayudan a afrontarlas, éstos acaban desarrollando, con el paso del tiempo, una mayor capacidad de regulación fisiológica de sus emociones y exhiben una conducta más positiva. Cuando, por el contrario, los padres ignoran esas emociones, se enfadan o castigan a sus hijos por tenerlas el niño parece sacar la conclusión de que no debe compartir ciertas emociones y acaba desconectándose de ellas. Sin embargo, de ese modo, todavía se inquieta más, tanto fisiológica como psicológicamente, porque no, por ello, la emoción desaparece y acaba entorpeciendo el establecimiento de una confianza básica entre el niño y los adultos”. Según las observaciones realizadas por Mary Ainsworth sobre la relación entre el hijo y su madre, hay niños que, con un año, no buscan el contacto con su madre cuando están alterados y afligidos, sino que, muy al contrario, lo rehúyen. Son niños que tienen un problema de aproximación/evitación con respecto al contacto emocional y físico y que, en consecuencia, tienen grandes dificultades para gestionar adecuadamente sus emociones.
 La depresión de la madre es la principal de las variables que hacen peligrar gravemente el desarrollo emocional del niño. Por ello, los hijos de madres tristes, apáticas o deprimidas son más agresivos, ansiosos y depresivos. "Recordemos que la investigación dirigida por Richie Davidson ha puesto de relieve la presencia de una menor actividad del lóbulo frontal izquierdo en los adultos deprimidos, una pauta que la investigación realizada por Geraldine Dawson ha corroborado en las madres deprimidas. Otra investigación dirigida por Dawson también ha demostrado que, con un año, los hijos de madres deprimidas presentan una pauta característica de baja activación del lóbulo frontal izquierdo. "Los hijos de madres deprimidas parecen mostrar, pues, una pauta inusual de activación cerebral y una menor incidencia de emociones positivas. Y no debemos olvidar que las relaciones establecidas durante la temprana infancia determinan el rumbo del posterior desarrollo emocional y social.

La tasa de emociones positivas, como la alegría, por ejemplo, presentes en las relaciones infantiles parecen, pues, esenciales para asentar las vías neuronales adecuadas. Hoy en día sabemos que todos los estadios evolutivos son importantes para el desarrollo emocional y debemos prestar una atención especial a sus mismos comienzos." La felicidad del bebé le ayuda a establecer las conexiones nerviosas necesarias para experimentar sentimientos positivos como la alegría, por ejemplo, durante el resto de su vida. Se sabe entonces que la privación puede determinar la tasa de neurotransmisores como la dopamina y, en consecuencia, influir sobre el desarrollo y la plasticidad del cerebro. Convendría, por tanto, prestar atención al alarmante aumento del número de niños que se ven obligados a vivir en orfanatos desprovistos de afecto y de un vínculo emocional estrecho con sus cuidadores.

Entre los tres y los siete años empiezan a desarrollarse ciertas habilidades sociales muy importantes; habilidades como el autocontrol, la capacidad de detenerse y de calmarse cuando uno está enfadado, y la habilidad de mantener la atención. Durante este período, los niños evidencian un gran desarrollo de su conciencia emocional. En las primeras etapas del desarrollo del lenguaje, el niño dispone de muy pocas palabras para referirse a las emociones, pero en los años preescolares, se produce un espectacular aumento de su capacidad para reconocer las emociones y hablar de ellas. Además, el niño puede empezar, entonces, por primera vez en su vida, a planificar y reflexionar en el futuro. A los cuatro o cinco años, por ejemplo, podemos preguntar al niño lo que haría si otro se burlase de él porque, a esa edad, se encuentra ya en condiciones de utilizar sus nuevas habilidades cognitivas para pensar en el futuro y esbozar ideas y planes. Es muy improbable que un estilo de juego manifiestamente agresivo en niños de cinco o seis años acabe desvaneciéndose, y es de esperar que persista durante toda su vida. Los datos de las investigaciones parecen confirmar que más de la mitad de los niños agresivos violentos se conviertan en adolescentes crueles y violentos.
Por otra parte, los niños que poseen una buena capacidad de planificación y que son conscientes de sus emociones al ingresar en la escuela, a eso de los cinco o seis años, corren muchos menos riesgos de experimentar trastornos posteriores de agresividad y de ansiedad. Hoy en día sabemos que las pautas presentes en la época en que el niño empieza a ir a la escuela son muy importantes para determinar su futuro, aunque esa relación no sea completamente estable. Esto tiene mucho que ver con el concepto de percepción selectiva. Los niños agresivos o acomplejados por haber sido lastimados con anterioridad permanecen muy alerta para descubrir a cualquiera que pueda volver a dañarles. Son niños que están a la defensiva y que reaccionan con mucha facilidad. En el ámbito escolar, los niños tienen que ponerse muchas veces en fíla para ir a almorzar, para ir al recreo, para volver de él, etc., y son muchos los problemas que, en tal caso, pueden presentarse. Cuando un niño agresivo, por ejemplo, es empujado por otro, no suele detenerse a ver lo que ha ocurrido, sino que reacciona violentamente emprendiendo una pelea. Estas rápidas reacciones emocionales son muy importantes, porque los niños que han sido agredidos están muy predispuestos a centrar su atención en el daño que se les ha hecho, aun cuando tal cosa no sea cierta o se trate de un mero accidente.


Programa PATHS (Promoting Alternative Thinking Strategies)
Con una regularidad de entre dos y cinco veces por semana contribuye muy positivamente a mejorar el bienestar infantil. El adecuado uso de este programa permite el desarrollo de las habilidades emocionales y sociales de los niños así como también mejora algunas de sus capacidades racionales. Estaríamos muy equivocados si creyéramos que las habilidades emocionales y sociales se encuentran desvinculadas de las capacidades racionales. No en vano, la inteligencia las incluye a ambas. Hoy en día sabemos que los programas eficaces se caracterizan por los cinco rasgos siguientes:

En primer lugar, deben centrase en ayudar a los niños a calmarse, es decir, a reducir el lapso de recuperación de la activación emocional independientemente de la emoción considerada.
En segundo lugar, deben contribuir a aumentar la conciencia de los estados emocionales de los demás.
El tercer rasgo distintivo tal vez sea el más occidental y se refiere a la necesidad de hablar de los sentimientos para resolver los problemas interpersonales.
El cuarto consiste en desarrollar la capacidad de pensar y planificar anticipadamente el modo de evitar las situaciones difíciles.
Por último, debería tener en cuenta los efectos de nuestra conducta en los demás, un punto que implica tanto la empatía como la relación interpersonal.

Se ha determinado que las emociones se atienen a ciertas reglas, a las que bien se puede llamar principios. En este sentido, hay que transmitir a los niños y a sus maestros cuatro grandes ideas.

La primera es que los sentimientos son señales que pueden provenir tanto del interior como del exterior y que, en consecuencia, nos proporcionan una información muy importante sobre uno mismo, sobre lo que uno necesita o desea o sobre los demás (sobre lo que necesita o desea otra persona). Por este motivo es importante que los niños aprendan a valorar adecuadamente esa información. Para poder cobrar conciencia de las emociones no sólo debemos darnos cuenta del modo en que nos sentimos, sino que también debemos saber verbalizar nuestros sentimientos y reconocerlos en los demás. Esta noción tiene mucho que ver con la inteligencia.
Así pues, una de las líneas directrices del programa es que las emociones son señales muy importantes. Pero es importante no limitarse solo a contar a los niños todas estas cosas, sino que también por proporcionarles herramientas que puedan ayudarles a llevarlas a la práctica. Esto es muy importante, porque son muchos los niños que tienen miedo a sus sentimientos y que, con mucha frecuencia, no saben separarlos de su conducta, algo que, dicho sea de paso, también sucede con muchos adultos. Se trata de una cuestión muy compleja y a la que muchas formas de psicoterapia adulta dedican mucho tiempo.
Es muy importante, por tanto, ayudar a los niños a diferenciar sus sentimientos de su conducta. Para ello, por ejemplo, en PATHS se colocan grandes carteles en el aula que dicen "Todos los sentimientos están bien. Son las conductas las que pueden estar mal". Es importante que los niños se den cuenta de que todo el mundo siente, en algunas ocasiones, celos, avaricia, desilusión, etc., el espectro completo, en suma, de los sentimientos.
Pero una cosa son los sentimientos y otra muy distinta la conducta, y sólo ésta puede estar bien o mal. ¿Y qué se hace en la práctica para enseñar todo esto? por ejemplo, lo que ocurre en el caso de una lección sobre los celos, una emoción muy importante para los niños. En tal caso, se les habla de los celos y se les muestran imágenes del rostro de diferentes personas que expresan esa emoción con el objetivo de que lleguen a familiarizarse con ella. También se puede contar una historia de una ocasión en que un niño sintió celos y del modo en que lo resolvió; se les puede invitar a hablar de alguna situación en la que ellos mismos sintieron celos, o a que hagan un dibujo, o escriban en su diario acerca de ellos. También se insiste en que una cosa es la emoción y otra la conducta y que, si bien puede resultar difícil controlar la aparición de los celos, sí que podemos decidir comportarnos de un modo o de otro.

El segundo punto consiste en diferenciar claramente los sentimientos de la conducta. En este caso, se trata de determinar qué tipos de conducta están bien y cuáles no lo están, algo que puede requerir mucho tiempo. Es muy frecuente que, cuando los niños experimentan ciertas emociones, como la ira, por ejemplo, y son castigados por ello, acaben confundiendo la emoción con la conducta y concluyan la inadecuación de ciertas emociones. Por ello es muy importante que los niños aprendan que los sentimientos forman parte integral de ellos mismos y que, en consecuencia, conviene tenerlos muy en cuenta. Los sentimientos son, pues, naturales y no hay nada malo en ellos.

La tercera directriz trata de transmitirles que, antes de pensar, deben calmarse. Si quieren verlo así, se trata de una especie de mantra de nuestras aulas muy ligado a la idea de que las emociones condicionan la mente para ver las cosas desde un determinado. Por ese motivo se insiste mucho en que, para poder ver con claridad lo que les está ocurriendo y actuar en consecuencia, primero deben calmarse, y, para ello, se enseñan técnicas concretas a las que los niños pueden apelar para tranquilizarse cuando se encuentran atrapados en una emoción.


jueves, 25 de abril de 2019

DESCARTES

"Con frecuencia una falsa alegría vale más 
que una tristeza cuya causa es verdadera".

René Descartes




Descartes es uno de los padres de la filosofía moderna y el principal expositor del racionalismo. Su aporte a esta etapa de la historia de la filosofía que conocemos bajo el nombre de modernidad (siglos  XVI al XVIII) resulta relevante a un doble nivel:

Metodológico: la mayor preocupación filosófica cartesiana pasaba por elaborar un nuevo método del pensar. Un método que clarificara científica y racionalmente el saber filosófico. A este nuevo método, el cual recuperaba la ciencia matemática como modelo del saber racional, lo llamó “duda metódica”. El rendimiento de la duda metódica debía comprender los campos epistemológico y ontológico; así, epistemológicamente, la duda metódica resultaba útil en la medida en que nos permitiría agrandar el espacio del pensar: “Mediante la palabra pensar se entiende aquello que acontece en nosotros de tal forma que nos apercibimos inmediatamente de ello; así pues, no sólo entender, querer, imaginar, sino también sentir es considerado aquí lo mismo que pensar”.

A nivel ontológico, la duda tendría que servir para hallar las verdades fundamentales sobre las que asentar nuestro conocimiento; y la primera de esas verdades era la expresión existencial “pienso, luego existo”, diría Descartes.

Metafísico: la aportación del método debe centrarse en la redefinición de los conceptos fundamentales de la metafísica (como los de sustancia, atributo, verdad, etc.) para asentar las verdades indudables a partir de las cuales construir el edificio del conocimiento humano. La primera de esas verdades, y con la cual Descartes hubo de cambiar el rumbo de la metafísica, había de ser la afirmación “pienso, luego existo”. Así, Descartes hacía pasar el pensamiento metafísico del objetivismo medieval al subjetivismo moderno: lo importante, ahora, no es el conocimiento del objeto, sino su conocimiento a través del conocimiento del sujeto. 

Ahora bien, la filosofía cartesiana pone mucho cuidado en no caer en un subjetivismo propiciado por la exaltación de los sentidos o de la imaginación, sino que es una afirmación racional de la subjetividad. Es la confianza en la razón, una razón trazada matemáticamente, la que nos permite dar cuenta de la radicalidad del “pienso, luego existo”: puedo dudar de todo, menos de que dudo; por tanto, si no puedo dudar de que dudo, no podré dudar de que estoy pensando y de que en dicho acto me constituyo como ser humano. Repetimos: pienso, luego existo. Por otro lado, la metafísica cartesiana es la expresión de una nueva teoría de las ideas y una nueva concepción general del universo dominada por el mecanicismo. Por tanto, podemos evaluar el racionalismo cartesiano teniendo en cuenta sus principales rasgos: la expresión de un nuevo método racional del pensar, la llamada duda metódica; la afirmación de la subjetividad (cogito) como primera verdad; una nueva teoría del concepto de idea en general y de la idea de substancia en particular; finalmente, el mecanicismo como paradigma o concepción general del orden y funcionamiento del universo.

lunes, 22 de abril de 2019

CRISTO


“Salvator Mundi” de Leonardo da Vinci

“Es posible que bajo la santa fábula 
y el disfraz de Jesús
se oculte uno de los casos más dolorosos 
del martirio de la conciencia del amor,
el martirio del corazón más inocente y mas ávido,
al cual no bastaba ningún amor humano; 
del corazón que deseaba el amor,
que quería ser amado, con dureza, con frenesí,
con terribles explosiones contra los que rechazaban su amor.
Esta es la historia de un pobre ser insatisfecho 
e insaciable en el amor,
de un ser que debió inventar el infierno
 para precipitar en él a los que no querían amarle, 
y que, iluminado por fin sobre el amor de los hombres,
se vio forzado a inventar un Dios que fuese todo amor,
 totalmente “potencialidad de amor”, 
que tuviese piedad del amor humano,
 porque este amor ¡es tan miserable, tan ignorante!
 El que así siente, el que conoce así el amor, busca la muerte.”

Más allá del bien y el mal
Friedrich Nietzsche


Crecí en una familia religiosa, en ese contexto durante mi niñez por momentos los típicos “rituales” religiosos me parecían insoportables. Siempre me ha llamado la atención el pseudo fanatismo y el fanatismo “ortodoxo” que generan las religiones en una gran cantidad de personas. Sin excepción todas ellas me parecían y parecen extremadamente mundanas, dirigidas más por pasiones humanas que por un ideal divino, contradicción vital a mi entender y en particular a mis diez años muy poco por hacer o decidir.
Generalmente los niños no piensan en la muerte a esa edad y menos en lo divino. Ante esa realidad, siempre postergué lo espiritual por el conocimiento concreto, así fue como encontré en la biblioteca de un tío algunos autores que me dejaron asombrado; Epicuro, Aristóteles... “la luz griega”. Posteriormente apareció Spinoza, Marx, Freud, Camus y así fue como de alguna manera “la cólera de los apostatas” también me formó.

Desde entonces evité el contacto con los Evangelios, el Corán y otros textos religiosos para devotos. La vida misma me puso sobre los rieles de la mesura; los grandes dolores, las decepciones, las alegrías, la política y mi personal visión de la civilización, hizo que me reconciliara con la necesidad de infancia, más que nada con la moral que con ella es solidaria y sobre todo conmigo mismo.

Y así aparece Cristo o por lo menos la imagen que de Él necesitaba. Un hombre dulce y libre, que prefería el amor al poder, y que por ello estuvo dispuesto a morir. En este sentido el historiador Flavio Josefo me proporcionó la certeza de su existencia.  
Acerca del Cristo histórico no sé más que cualquiera, casi nada. Pero felizmente muy niño me “topé” con un tipo llamado Baruch Spinoza del cual aprendí el “Cristo de Spinoza” el niño desnudo entre el buey y el asno, el espíritu crucificado entre dos ladrones. Este es entonces el Cristo de todo el mundo, la cuna, el calvario, el de los niños y las leyendas, liberado de las religiones, que no promete otra cosa que la que prometieron los mismos griegos, como los verdaderos maestros, y no otro Reino, solo este donde ya estamos.
Este Cristo heterodoxo, tal vez solo inventado por mí y para mí, pone fin a toda religión. No hay panteísmo en este Cristo, no hay adoración de la naturaleza ni idolatría de lo real e irreal. El mundo está sometido a la fuerza, al poder, a la violencia. La naturaleza es salvaje, injusta, indiferente. Las Bienaventuranzas, la parábola del hijo pródigo, la del buen samaritano, el relato de la mujer adúltera, el llanto desgarrado frente al sepulcro de Lázaro, la angustia en Getsemaní dicen lo esencial: Cristo, maestro dulce y humilde de corazón, que reemplazó el amor a la Ley por la ley del amor, que hizo del amor el único absoluto, el único mandamiento o por lo menos el que justifica a todos los demás.

¿Qué importan los sacramentos?
¿Los ritos y las asistencias a misas o reuniones?
¿Qué importan las prohibiciones alimenticias?
“No se trata de lo puro o lo impuro, se trata de amor y perdón” dice Gérard Bessière.

A mi modo de ver, el verdadero mensaje es que el amor vale más que toda religión.
El amor es la única religión.



domingo, 21 de abril de 2019

LOS ERRORES DE LA HISTORIA

"La historia se repite. Es uno de los errores de la historia". 

Charles Darwin



"Un mono, después de emborracharse con brandy nunca más lo volvería a tomar, y esto es mucho más sabio de lo que harían la mayoría de hombres".

Charles Darwin

RUMOR

“¡Oh, el chismorreo es siempre encantador! 
La Historia es únicamente chismorreo. 
Pero la murmuración escandalosa es un chismorreo 
que la moralidad hace aburrido.”

El abanico de Lady Windermere
Oscar Wilde


Para entender mejor el rumor en la búsqueda de un marco conceptual, es preciso concentrarse en la acción colectiva. Se puede afirmar que los rumores forman parte de una acción colectiva en el sentido de que aglutinan a individuos que actúan de manera conjunta y construyen una acción de “alguna-manera” y en “cierta-medida”. No se trata de un fenómeno empírico unitario, pero sí se crea una suerte de “nosotros-colectivo”. Un estar juntos, en términos cognoscitivos, afectivos y relacionales, en pluralidad y construcción constante (Melucci, 1999). Un paso más allá nos acerca a las teorías sobre la psicología de las masas (Le Bon, 2005) o la era de las multitudes, entre otras perspectivas sobre las “agrupaciones no organizadas” que por cierto reciben numerosos nombres: muchedumbres, multitudes, públicos, etc. En el estudio de las masas además de confusión y polémica encontramos enfoques desde la sociología o desde la psicología y también están los que podríamos denominar intermedios.

Los primeros parten de que la masa es un ente diferente a los individuos y a su suma, una suerte de alma colectiva (Le Bon, 2005), a modo de conciencia o espíritu supraindividual.

Los segundos señalan que las personas en la masa siguen con su comportamiento individual; sin embargo, más intenso y sin inhibición, y algunas son capaces de liberar tensión y de dejar aflorar instintos reprimidos o deseos inconscientes censurados.

El enfoque intermedio nos dice que no se pierde la identidad individual del todo, pero que sí hay más emotividad y sugestionalidad personal, y afloran impulsos reprimidos por el individuo toda vez que éstos se conjugan con determinadas condiciones socioculturales que han de estar presentes (Munné, 1987). De manera general y resumida diremos que las masas son fenómenos de la vida social y que sólo algunos pueden llegar a considerarse patológicos, como hay quien señala. “Una masa es un conjunto transitorio de individuos iguales, anónimos y semejantes, en el seno del cual las ideas y las emo-ciones de cada uno tienden a expresarse espontáneamente” (Moscovici, 2005: 13). 

Dicha definición se adapta al colectivo social que intercambia rumores y cree más o menos en ellos o, en todo caso, está envuelto en los mismos de forma directa o indirecta. Eso sí, podríamos afirmar que el fenómeno de la reacción a la influenza tiene características de masa en el sentido de colectivo social involucrado en una acción colectiva. Hay contagios psíquicos por proximidad física, transmisión rumor por boca u oído, pero, y también, en otro aspecto de lo público, en un sentido colectivo espiritual, separados físicamente, pero que comparten creencias y emociones cuando los rumores circulaban por la red de redes, con posibilidad de interconectividad e intercambio por las nuevas tecnologías de la comunicación. Las características de una masa son: fenómeno colectivo y pluralidad de personas; fenómeno unitario o reacción pasiva o activa a un estímulo común; sin organización, amorfo, no forzosamente desorganizado; transitorio, de carácter esporádico, con falta de organización, inestable y efímero; indiferenciado, con personas anónimas, despersonalizadas, sustituibles, heterogéneas, incontables; fluido, con personas que entran y salen sin que se produzca cambio o disolución; anonimato, sin normas o pautas previstas.

SOLILOQUIO

“Si tus penas no pruebo, Jesús mío,
vivo triste y penado;
dámelas por el alma que te ha dado,
que si este bien me hicieres,
¡ay Dios cómo veré lo que me quieres!
Quiéreme bien en dármelas lo muestra,
que es ley entre amadores
 partir, como los gustos, los dolores;
que no es partir al justo
tener Tú los dolores y yo el gusto
Mas ¿qué te pido yo que Tú me quieras,
si Tú, mi bien, me quieres
de suerte que por darme vida mueres.
Yo soy quien no te quiero,
pues viéndote a la muerte no me muero...”

Soliloquios amorosos de un alma a Dios
Lope de Vega


El ser humano es un ser psicobiosocial, por tal condición la necesidad de comunicarse es fundamental, y es por ello mismo que el lenguaje adquiere una función más que importante, tanto para el quehacer social y cultural, como para el bienestar mental de las personas. Podríamos decir que el soliloquio es un “autoaprendizaje” que las personas utilizan al principio para entrenarse en el uso del lenguaje, poner un pensamiento en voz alta con el cual hacer una especie de mapeo cognitivo, asistente de memoria, que luego puede funcionar incluso como un mecanismo para el manejo de estrés o ansiedad. Claro está que esta conducta puede ser vista por los individuos que comparten el medio con el sujeto como un accionar desadaptativo, aunque es propia y relativamente normal en los seres de palabra articulada.

No es raro que las personas que rodean al que hace soliloquios piensen que tal conducta es una clara manifestación de un problema o de un trastorno mental, al menos no hasta que comprueban que la persona lleva un free hands inalámbrico, pero claro que si alguien escucha una frase descontextualizada, fuera de un discurso mental que el sujeto tiene consigo mismo, no es de extrañar que se reaccione con suspicacia.

Toda persona puede condicionarse para hacer soliloquios en algún momento dado, todo depende de las motivaciones internas y los estímulos externos que estén interactuando en un determinado instante. Niños y adultos pueden emitir la conducta del soliloquio en algún momento, no es raro que pase frente al espejo del baño mientras se está afeitando, es bastante usual que se puedan hacer recriminaciones cuando ya no se tiene a la persona amenazante al frente, o incluso repasar una exposición importante de trabajo o de universidad, en fin, la conducta es bastante común. Pero como es de suponer este tipo de conductas se da sobre todo en personas que se quedan solas y necesitan desahogarse, comunicar o expresar, algo, pero no por ello debe asumirse como un efecto de la soledad, acaso un “síntoma” del aislamiento momentáneo, es eso sí, una conducta que se produce bajo determinados estímulos ambientales.

Debe dejarse claro que los soliloquios pueden darse como consecuencia de privaciones de contacto humano o aislamientos prolongados, alteraciones bioquímicas, traumatismos, enfermedades o tumores en determinados puntos del cerebro, principalmente si están ubicados en las áreas encargadas del lenguaje. Algunas enfermedades mentales tales como la esquizofrenia, la psicosis o el trastorno bipolar pueden llegar a producir soliloquios, pero debe considerarse que en estos casos deben tomarse en cuenta la dificultad de manejar la información recibida del medio ambiente, es decir, la capacidad de estar y reaccionar ante la realidad se ve ensombrecida. Al menos durante los estados de manía de los bipolares, en las fases activa de la esquizofrenia y la psicosis, o incluso durante periodos en que el sujeto se halla bajo los efectos de algunos psicotrópicos, no es extraño que los soliloquios reaccionen a alucinaciones auditivas, o incluso a cierto tipo de ideas y pensamientos delirantes.

martes, 16 de abril de 2019

BIEN Y MAL, SIEMPRES

“El mundo entero, toda la inmensidad del universo revela 
la sumisión pasiva de la materia inanimada, 
sólo la vida es el milagro de la libertad.”

 Vassili Grossman


La misma complejidad que hace posible desenredar, también puede llevar a enredarse más. En la corta historia de la especie humana, lo que llamamos inhumanidad ha crecido junto a la humanidad como la cizaña crece junto al trigo. La diferencia práctica es que a la cizaña hay que esperar para verla crecer, para diferenciarla del trigo; mientras que el mal es mucho más difícil evitarlo o protegerse de él cuando se le deja crecer.

En mayor o menor medida nadie escapa al mal, sea éste del tipo que fuere. Breves o duraderos, leves, moderados y gravísimos males parecen acechar de continuo al hombre entre “chinescas sombras”, aguardando el momento oportuno para abalanzarse sobre su desprevenida presa y sacarle, cuanto menos, del aparente estado de ilusoria felicidad en el que se encontraba, tal vez, un solo instante antes.

Dolor, sufrimientos más sutiles o intensos, enfermedad, crimen, guerra, terremotos, maremotos, plagas, pestilencia, tortura, muerte finalmente, nada vivo o aun inanimado parece poder huir de las afiladas garras del mal o de la destrucción si la entendemos como tal. Es, por tanto, común, si bien en distinto grado, la experiencia del mal en la vida del hombre, lo que a la par pone en cuestión la posibilidad de una “buena vida” que merezca la pena ser vivida y exige redoblar los esfuerzos intelectuales para replantear, sea desde la razón o desde la fe o de cualquiera de todas sus posibles mixturas intermedias, los caracteres que debería atesorar esa ‘buena vida’ para intentar salir así, de manera al menos un poco digna, de semejante atolladero.

Por tanto, constituye el mal y el bien, un asunto de plena vigencia tanto ahora en la era contemporánea como en la antigüedad, en el Medievo como en la era moderna.

domingo, 14 de abril de 2019

NEURONAS ESPEJO

"Después de todo, ¿qué es un científico entonces? 
Es un Hombre curioso que mira a través del ojo de una cerradura,
 la cerradura de la naturaleza, tratando de saber qué es lo que sucede.”

Jacques Yves Cousteau


En el cerebro humano hay unas 100.000 millones de neuronas. En una red de conexión sin precedentes se diseñan nuestras reacciones, nuestros pensamientos y sensaciones. Explorar el órgano más evolucionado del Universo conocido se ha convertido en una prioridad de la investigación científica.

Neuronas espejo o neuronas especulares.
El neurobiólogo Giacomo Rizzolatti en 1996, observó cómo las neuronas motoras de cierta parte del cerebro (córtexventral premotor) de un mono se activaban cuando él (Rizollatti) realizaba un movimiento. Lo interesante es que el mono no se había movido y sin embargo neuronas suyas se habían activado al observar el movimiento en otro ser. Estas neuronas se han estudiado en monos y posteriormente han sido encontradas en humanos. En nosotros se han hallado en las regiones motoras del cerebro (circunvolución frontal inferior y la cortezaparietal inferior) y en las regiones involucradas en la visión y en la memoria. También existen neuronas espejo para el tacto. Por ejemplo, si alguien toca mi mano, una neurona de mi cortex somatosensorial se activará, pero también lo hará cuando yo vea que tocan la mano a otra persona y esto ocurrirá aunque tenga la mano anestesiada. Es como si estas neuronas tuvieran la capacidad de disolver la frontera que separa nuestro cuerpo del de los demás. Una conexión de la naturaleza para generar empatía y sociabilizar.

Pero hay algo más, las neuronas espejo intervienen además en las intenciones de los movimientos y por tanto están presentes en gran cantidad de acciones inconscientes. Para entender esto imaginemos que vemos a alguien tomar una taza de una mesa donde está junto a otros objetos relacionados con comida. Si lo estás mirando, en tu cerebro se activarán las neuronas espejo correspondiente al movimiento. Si los objetos que acompañan a la taza están desordenados además se activaran otra cantidad de neuronas espejo adivinando la posible intención de ordenarlos. Y si esos objetos están ya ordenados se activarán otras neuronas que simulan la intención de que se va a beber de la taza.
En relación a la evolución podría tener gran importancia en el aprendizaje y la imitación y permitiría que éste se llevara a cabo de una forma más rápida y eficaz de la que proponen las teorías evolutivas. También se relacionado con procesos como la empatía, el lenguaje, el aprendizaje, reconocimiento de las emociones, la imitación, autismo.

Un ejemplo típico se da cuando miramos un partido de tenis, hay pequeños impulsos y movimientos en nuestras manos o brazos al mirar que uno de los jugadores golpea fuertemente la pelota o hace un movimiento extremadamente forzado para golpearla.
También pasa cuando vemos fútbol, cuando el volante del equipo A debe contener fuertemente el avance del delantero del otro equipo, éste necesita extender su pie para hacer el corte, es probable que nosotros los espectadores, tendamos a movernos (con movimientos cortos y bruscos) simulando la acción del zaguero.