“¡Oh, el
chismorreo es siempre encantador!
La Historia es únicamente chismorreo.
Pero la
murmuración escandalosa es un chismorreo
que la moralidad hace aburrido.”
El abanico
de Lady Windermere
Oscar Wilde
Para entender mejor el rumor en la búsqueda de un marco
conceptual, es preciso concentrarse en la acción colectiva. Se puede afirmar
que los rumores forman parte de una acción colectiva en el sentido de que
aglutinan a individuos que actúan de manera conjunta y construyen una acción de
“alguna-manera” y en “cierta-medida”. No se trata de un fenómeno empírico
unitario, pero sí se crea una suerte de “nosotros-colectivo”. Un estar juntos,
en términos cognoscitivos, afectivos y relacionales, en pluralidad y
construcción constante (Melucci, 1999). Un paso más allá nos acerca a las
teorías sobre la psicología de las masas (Le Bon, 2005) o la era de las
multitudes, entre otras perspectivas sobre las “agrupaciones no organizadas” que
por cierto reciben numerosos nombres: muchedumbres, multitudes, públicos, etc.
En el estudio de las masas además de confusión y polémica encontramos enfoques
desde la sociología o desde la psicología y también están los que podríamos
denominar intermedios.
Los segundos señalan que las
personas en la masa siguen con su comportamiento individual; sin embargo, más
intenso y sin inhibición, y algunas son capaces de liberar tensión y de dejar
aflorar instintos reprimidos o deseos inconscientes censurados.
El enfoque intermedio nos dice que no se pierde la identidad
individual del todo, pero que sí hay más emotividad y sugestionalidad personal,
y afloran impulsos reprimidos por el individuo toda vez que éstos se conjugan
con determinadas condiciones socioculturales que han de estar presentes (Munné,
1987). De manera general y resumida diremos que las masas son fenómenos de la
vida social y que sólo algunos pueden llegar a considerarse patológicos, como
hay quien señala. “Una masa es un conjunto transitorio de individuos iguales,
anónimos y semejantes, en el seno del cual las ideas y las emo-ciones de cada
uno tienden a expresarse espontáneamente” (Moscovici, 2005: 13).
Dicha
definición se adapta al colectivo social que intercambia rumores y cree más o
menos en ellos o, en todo caso, está envuelto en los mismos de forma directa o
indirecta. Eso sí, podríamos afirmar que el fenómeno de la reacción a la
influenza tiene características de masa en el sentido de colectivo social
involucrado en una acción colectiva. Hay contagios psíquicos por proximidad
física, transmisión rumor por boca u oído, pero, y también, en otro aspecto de
lo público, en un sentido colectivo espiritual, separados físicamente, pero que
comparten creencias y emociones cuando los rumores circulaban por la red de
redes, con posibilidad de interconectividad e intercambio por las nuevas
tecnologías de la comunicación. Las características de una masa son: fenómeno
colectivo y pluralidad de personas; fenómeno unitario o reacción pasiva o
activa a un estímulo común; sin organización, amorfo, no forzosamente
desorganizado; transitorio, de carácter esporádico, con falta de organización,
inestable y efímero; indiferenciado, con personas anónimas, despersonalizadas,
sustituibles, heterogéneas, incontables; fluido, con personas que entran y salen
sin que se produzca cambio o disolución; anonimato, sin normas o pautas previstas.
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