domingo, 21 de abril de 2019

RUMOR

“¡Oh, el chismorreo es siempre encantador! 
La Historia es únicamente chismorreo. 
Pero la murmuración escandalosa es un chismorreo 
que la moralidad hace aburrido.”

El abanico de Lady Windermere
Oscar Wilde


Para entender mejor el rumor en la búsqueda de un marco conceptual, es preciso concentrarse en la acción colectiva. Se puede afirmar que los rumores forman parte de una acción colectiva en el sentido de que aglutinan a individuos que actúan de manera conjunta y construyen una acción de “alguna-manera” y en “cierta-medida”. No se trata de un fenómeno empírico unitario, pero sí se crea una suerte de “nosotros-colectivo”. Un estar juntos, en términos cognoscitivos, afectivos y relacionales, en pluralidad y construcción constante (Melucci, 1999). Un paso más allá nos acerca a las teorías sobre la psicología de las masas (Le Bon, 2005) o la era de las multitudes, entre otras perspectivas sobre las “agrupaciones no organizadas” que por cierto reciben numerosos nombres: muchedumbres, multitudes, públicos, etc. En el estudio de las masas además de confusión y polémica encontramos enfoques desde la sociología o desde la psicología y también están los que podríamos denominar intermedios.

Los primeros parten de que la masa es un ente diferente a los individuos y a su suma, una suerte de alma colectiva (Le Bon, 2005), a modo de conciencia o espíritu supraindividual.

Los segundos señalan que las personas en la masa siguen con su comportamiento individual; sin embargo, más intenso y sin inhibición, y algunas son capaces de liberar tensión y de dejar aflorar instintos reprimidos o deseos inconscientes censurados.

El enfoque intermedio nos dice que no se pierde la identidad individual del todo, pero que sí hay más emotividad y sugestionalidad personal, y afloran impulsos reprimidos por el individuo toda vez que éstos se conjugan con determinadas condiciones socioculturales que han de estar presentes (Munné, 1987). De manera general y resumida diremos que las masas son fenómenos de la vida social y que sólo algunos pueden llegar a considerarse patológicos, como hay quien señala. “Una masa es un conjunto transitorio de individuos iguales, anónimos y semejantes, en el seno del cual las ideas y las emo-ciones de cada uno tienden a expresarse espontáneamente” (Moscovici, 2005: 13). 

Dicha definición se adapta al colectivo social que intercambia rumores y cree más o menos en ellos o, en todo caso, está envuelto en los mismos de forma directa o indirecta. Eso sí, podríamos afirmar que el fenómeno de la reacción a la influenza tiene características de masa en el sentido de colectivo social involucrado en una acción colectiva. Hay contagios psíquicos por proximidad física, transmisión rumor por boca u oído, pero, y también, en otro aspecto de lo público, en un sentido colectivo espiritual, separados físicamente, pero que comparten creencias y emociones cuando los rumores circulaban por la red de redes, con posibilidad de interconectividad e intercambio por las nuevas tecnologías de la comunicación. Las características de una masa son: fenómeno colectivo y pluralidad de personas; fenómeno unitario o reacción pasiva o activa a un estímulo común; sin organización, amorfo, no forzosamente desorganizado; transitorio, de carácter esporádico, con falta de organización, inestable y efímero; indiferenciado, con personas anónimas, despersonalizadas, sustituibles, heterogéneas, incontables; fluido, con personas que entran y salen sin que se produzca cambio o disolución; anonimato, sin normas o pautas previstas.

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