“La sinfonía sacra de los seres, los vientos,
los bosques y las aguas,
en el lenguaje mudo de tus ojos que,
mirándome, hablan.”
Almafuerte
Pedro Bonifacio Palacios
La historia de la cultura griega nos informa acerca del interesante y problemático hallazgo, y posterior desarrollo, del concepto de alma como una realidad inmaterial y eterna. Durante el transcurso del tiempo, Grecia alcanza su máximo desarrollo y encuentra su pináculo cultural aproximadamente en la época de la obra homérica, momento en que el concepto alma ya ha ido tomando forma, al menos en el sentido de doble o sombra del ser viviente. El movimiento órfico (este movimiento supone un enfrentamiento a las tradiciones religiosas de la ciudad griega y, en definitiva, una nueva concepción del ser humano y su destino), relacionado cercanamente con filósofos como Pitágoras y Empédocles, logrará desarrollar un concepto de alma que se inserta en un sistema de preceptos morales que aspiran a liberar al hombre de su esclavitud corporal, donde el significado del concepto alma determinará fundamentalmente el pensamiento de Platón y, por tanto, de cierta medida, en el pensamiento de su discípulo Aristóteles. Entre los sistemas filosóficos de Platón y Aristóteles se exhiben tanto diferencias como similitudes, lo que en el caso del problema de la naturaleza del alma queda de manifiesto. Mientras Platón realiza una caracterización del alma humana basándose en las consideraciones órfico-pitagóricas y en clara concordancia con su teoría del mundo ideal, Aristóteles por otra parte realizará una caracterización del alma en tanto entidad, que en conjunción con la teoría hilemórfica, sería la forma de un cuerpo natural que en potencia tiene vida.
Todos los seres naturales estamos
compuestos por materia y forma,
y para que estas existan una requiere
de la otra. No hay forma sin materia
y no hay materia sin forma.
Son imprescindibles para la constitución
de cualquier ser. La forma sin la materia
sería la idea fuera de la cosa y para
Aristóteles, la idea siempre está en la cosa.
Aristóteles afirma que el mundo es real
y quetambién lo son la pluralidad y el devenir.
Así pretende oponerse a Parménides y
también a Platón introduciendo el concepto
de devenir o desarrollo (génesis) dentro de la
misma substancia. La substancia primera
es lo que devine, lo que se desarrolla, lo
que está sometido a un proceso de
perfeccionamiento o crecimiento,
es un ser precario, sujeto de nacer y perecer.
Para sostener esto, Aristóteles afirma
que la sustancia es la esencia de la cosa,
la substancia segunda, la especie y es eterna.
Aun que esta no puede existir fuera de
la materia. Todo lo que deviene debe
poseer también materia, la cual recibe
esa forma, como sujeto último de la misma.
Aristóteles distingue entre Materia próxima
que es, por ejemplo, el bronce o la carne
y los huesos y la Materia primera que es
algo indeterminado carente de forma,
cualidades o extensión e incapaz de
existir independientemente. Lo que
deviene o se engendra es el individuo
concreto, el compuesto de materia y
forma. Materia y forma son eternas
pero no pueden existir independientemente
sino tan solo como el compuesto de ambas.
perfeccionamiento o crecimiento,
es un ser precario, sujeto de nacer y perecer.
Para sostener esto, Aristóteles afirma
que la sustancia es la esencia de la cosa,
la substancia segunda, la especie y es eterna.
Aun que esta no puede existir fuera de
la materia. Todo lo que deviene debe
poseer también materia, la cual recibe
esa forma, como sujeto último de la misma.
Aristóteles distingue entre Materia próxima
que es, por ejemplo, el bronce o la carne
y los huesos y la Materia primera que es
algo indeterminado carente de forma,
cualidades o extensión e incapaz de
existir independientemente. Lo que
deviene o se engendra es el individuo
concreto, el compuesto de materia y
forma. Materia y forma son eternas
pero no pueden existir independientemente
sino tan solo como el compuesto de ambas.
La noción general original implicada en el concepto alma tiene sus raíces fundamentalmente en la observación de los fenómenos asociados a la vida. Las representaciones primitivas sobre esta idea presentan rasgos comunes en variadas culturas, las que concibieron el alma en función de la apreciación de actividades asociadas al fenómeno vital como la respiración, los sueños y la privación de vida, es decir, la muerte. Así, el alma en tanto soplo, aliento o hálito se deduce de la actividad respiratoria e implica una cierta cualidad o principio vital que deja de estar presente cuando cesa la respiración, lo que coincide con el advenimiento de la muerte; también fue asimilada como una especie de fuego, puesto que cuando ocurre la muerte, el cuerpo que en vida presenta calor se enfría, por lo que ha perdido su fuego o calor vital; a su vez, el alma pudo llegar a ser entendida como una sombra o imagen que en sueños se muestra subsistiendo en una realidad no material. Al parece la noción de alma como soplo es la más referida: “La idea del alma como aliento, hálito, exhalación, soplo, etc., es acaso la más común.”
Por otro lado también el alma es un cuerpo, un cuerpo etéreo. Cuerpo que, al igual que el físico, tiene órganos, partes, aparatos, sistemas y demás. Estos componentes son: los sistemas de sentimientos y emociones; el aparato de pensamientos; los órganos de valores, creencias y hábitos; las partes de los objetivos, las dudas, las certezas, los miedos y amores que tenemos; el cuerpo físico es otra de sus partes. Todo ello interactúa, igual que sangre, neuronas y hepatocitos lo hacen en el físico, pensamientos, sueños y temores lo hacen en el alma y se reflejan en el cuerpo físico, en salud o enfermedad. Somos todo eso y más. El alma lo es. Un cuerpo vivo; es el alma.