"La relación sexual es darle patadas
en el culo a la muerte mientras cantas."
Charles Bukowski
Si pudiéramos ver el alma de la gente,
tal vez lo pensaríamos dos veces
antes de acostarnos con una persona.
Los encuentros sexuales son actos sexo-afectivos, no porque necesariamente esté implicado el romanticismo (el amar), sino porque está implicada la proximidad física entre dos sujetos. Esto incluye tener en cuenta que la experiencia erótica no se tiene con un cuerpo como si este fuera objeto, sino con un sujeto que tiene la capacidad de sentir afecto, y viceversa, cuando tenemos experiencias eróticas no solo ponemos en juego el cuerpo, sino que mente y psique también.
Considerando esto, se puede decir que en toda experiencia erótica debiésemos tener en cuenta la responsabilidad de cuidar al otro y a nosotros mismos como sujetos, porque aunque no lo pensemos, nuestras emociones están presentes. No basta con cuidar al cuerpo, tanto el propio como del otro, sino que también hay que cuidar nuestra indefensión psíquica, nuestros afectos, nuestra vulnerabilidad, nuestra humanidad, ¡Claro! porque somos seres humanos.
Los actos sexuales, independientemente de que si estamos considerando el amor, también está presente el afecto. No porque cada vez que tenemos un encuentro sexual (de cualquier tipo), hay amor romántico (amor romántico: amar a la otra persona), sino porque independientemente de que lo estamos haciendo, somos seres mediados permanentemente por la propia afectividad. En otras palabras se podría decir que en los encuentros sexuales, en la experiencia erótica compartida, hay una proximidad con un otro, no únicamente física, sino que también mental (que involucra la psique), simplemente porque no somos cuerpos o psique, sino que somos cuerpo y psique, una unidad. La psique o la mente necesita al cuerpo (al soma) para estar completa y ser quien somos, como el soma necesita a la psique para también serlo. Se involucra todo en la individualidad de la persona y se siente todo en el cuerpo y la mente unidos en el Yo.