"Tengo una pregunta que a veces me tortura:
estoy loco
yo o los locos son los demás"
Albert Einstein
Existen cuadros psiquiátricos muy raros y muy curiosos y, entre ellos por ejemplo, el trastorno psicótico compartido, conocido como 'locura a dos'. Un paciente recibe este diagnóstico cuando desarrolla síntomas psicóticos durante una relación prolongada con otra persona que presentaba síntomas similares antes de que se iniciasen los del paciente. Suele existir en estos casos una persona dominante, el inductor o paciente primario, y la persona sumisa, que es el paciente con el trastorno psicótico compartido.
La persona dominante desarrolla un sistema delirante que impone progresivamente a la otra persona, que suele ser más joven y más pasiva. Casi siempre se trata de miembros de la misma familia y el inductor suele padecer esquizofrenia y en un 25 por ciento de los casos la persona sumisa suele tener incapacidades físicas o déficits intelectivos que incrementan su dependencia.
Si este cuadro extraño, existen otros que no lo son menos, como la psicosis heautoscópica, cuyo síntoma característico es una alucinación visual de parte del cuerpo de la propia persona, o del cuerpo entero. La percepción alucinatoria suele ser incolora y transparente y se percibe como si apareciera a través de un espejo, ya que la aparición imita los movimientos de la persona.
Y si de cuadros raros hablamos, tampoco se queda atrás el denominado síndrome de Capgras. El síntoma característico es el delirio de que otras personas, normalmente muy cercanas al paciente (hermano, padre, cónyuge), han sido reemplazados por dobles exactos y son, por consiguiente, impostores, de manera que el enfermo no reconoce a la persona que se dispone a compartir lecho con él, por ejemplo, y lo expulsa del dormitorio, si hace falta con violencia, o recurre a denunciarlo a la policía.
Por último, en el síndrome de Cotard aparece un trastorno delirante nihilista y los pacientes se quejan de haber perdido no sólo posesiones o fuerza sino también su corazón, sangre e intestinos, de tal forma que el mundo que les rodea se ha convertido en nada.