“¿Quién de entre vosotros, sabiendo y dándose cuenta de que el poder es malo,
estaría dispuesto a
renunciar al poder?”
Friedrich Nietzsche
No hay
manjar más exquisito para el político demócrata.
Es democracia,
decía Vicente Risco, el “derecho de escoger por medio del voto a los que hayan
de gobernar" (Risco 1930:168). Las más sencillas definiciones de la democracia
tienen en el voto su humilde ombligo. Y también las más alambicadas. La
democracia dijo un ideólogo francés; “es un terminus technicus de la ciencia política...
que se define, incompleta pero útilmente, como un sistema político en el cual varios
grupos (partidos) se disputan el poder compitiendo por los votos” (Barets 1961:83).
Democracias idolátricas del voto lo son todas. Lo aprecia uno mejor cuando ha
tenido la experiencia de formar parte de una comisión redactora de un proyecto
constitucional o estatutario, y ha podido advertir en su seno que la magna
quaestio no está en otro sitio que en la regulación del sistema electoral del
cuerpo social de que se trate. Discutiendo otros tópicos, todas las ideologías
ceden sus principios, pactan sus intereses, consensúan su dogmas... Pero en
llegando al capítulo electoral no se cede un paso a ningún precio. Para todo
demócrata es bueno lo que permite recaudar votos. Es malo lo que espanta los
votos. Y lo que no tiene relación con los votos, o es indiferente, o simplemente
no es.
¡Así es! El político sólo tiene como objetivo la recaudación de votos ... ¿ Cómo los obtiene ?
ResponderEliminarEn la mayor parte ,renunciando a sus valores ,a sus convicciones... y de ahí ¡al desprestigio actual !