“Habitamos un mundo gobernado por el miedo,
el miedo manda, el poder come
miedo,
¿qué sería del poder sin el miedo?
Sin el miedo que el propio poder
genera para perpetuarse”.
Eduardo Galeano
Quienes
instauran el terror no son los débiles,
no son aquellos que a él se encuentran
sometidos
sino los violentos, quienes, con su poder,
crean la situación
concreta en la que se generan los
"abandonados de la vida", los
desharrapados del mundo.
Pedagogía
del oprimido
Paulo
Freire
El miedo es una perturbación angustiosa del ánimo por la percepción del
individuo sobre un riesgo o daño real o imaginario, el mismo que tiene un
efecto en su conducta y sus sentimientos. Tener miedo resulta algo normal en el
ser humano. De hecho, el miedo es la forma más común de organización del
cerebro primario de los seres vivos. Se trata de un esquema orgánico de
supervivencia, que se encuentra en la mente del individuo. Es una advertencia
emocional de que se aproxima algún daño, sea este real o ficticio. De esta
forma, el miedo es una emoción que sirve para iniciar el escape y/o evitar los
peligros y amenazas, reales o irreales, para asegurar la supervivencia.
Además, el miedo como emoción humana es omnipresente y está muy arraigado
entre la gente. Desde la antigüedad, el miedo se ha usado como instrumento de
control, dominación y movilización política por parte de las élites y grupos
gobernantes.
Primero, fue el miedo a la furia de los dioses.
A la ira de la naturaleza y las pestes por las destrucciones y cataclismos
generados.
Después, fue el miedo a las guerras producidas por la disputa de los
imperios por territorios y riquezas, ante los efectos devastadores que las
confrontaciones bélicas generaban. En tiempos más modernos, bajo regímenes
autoritarios y totalitarios, fue el miedo al comunismo, al militarismo y a los
gobernantes tiranos, quienes se legitimaban en el poder por el uso de la fuerza
y la instauración de una política del terror hacia sus opositores.
Hoy, bajo sistemas democráticos, es el miedo a la criminalidad y la
violencia, al narcotráfico, a la debacle económica, a la pobreza, a los
radicalismos y al terrorismo, entre otros. Ahora bien, la construcción y el
ejercicio del poder político se sustentan, en parte, con base en la
movilización de las emociones y sentimientos del ser humano. Ya no se apela a
la razón, sino al sentimiento y la emoción de la gente. En este estratagema, el
miedo, este verdugo de la creatividad y la libertad social, se ha instituido
como un instrumento paradigmático de la política, usado por igual, bajo
regímenes tanto autoritarios y totalitarios, como democráticos, ya que el miedo
es un instrumento ejemplar de represión, tanto a nivel público como individual.
De esta forma, el miedo se ha constituido como una de las políticas de
Estado y como instrumento de control y dominación, generando un pueblo
atemorizado, indignado y fastidiado. Ante un mundo con más violencia y mayor
criminalidad, aumenta más el miedo de los ciudadanos ante la impotencia y la
frustración. Desde la perspectiva psicológica, el miedo es considerado como una
de las más antiguas emociones humanas y un factor motivacional, que genera
diferentes reacciones psíquicas y conductuales que afectan al sujeto,
inhibiéndolo o provocando distintas reacciones.
Marco Tulio Cicerón consideraba que todo mundo se mantiene en un
estado de miedo constante y que “el hombre moldea su comportamiento ya sea por
la ignominia, la esperanza o por el miedo”. También Jean Paul Sartre señalaba que “el hombre es, a la vez, miedo y angustia”. Finalmente, el
ministro de propaganda de Hitler, Joseph Gobbels, solía decir “que muchos
tienen un precio y los otros miedo”, entronizando el soborno y el terror como
política de persuasión nazi.
Otros autores
El miedo como
instrumento de la política, ha sido estudiado por diferentes teóricos del
poder. Por ejemplo:
Hobbes consideraba que “la sociedad está fundada sobre el miedo y que sin miedo no
habría política”. De hecho, Hobbes consideraba que “la política es una
respuesta al miedo”.
Por su parte,
Maquiavelo, en el siglo XVI, consideraba que “el miedo es un
determinante substancial del comportamiento del ser humano”. De ahí que haya aconsejado que es más
importante ser temido que ser amado. La política es un campo en la que el
miedo siempre está presente, en sus diferentes manifestaciones, niveles y usos,
afectando a diversos grupos e individuos, ya que puede dar lugar a distintas
acciones conductuales y/o a diversas formas de acción evitativas.
De acuerdo con
Claudia Hilb, en la relación entre miedo y política se pueden encontrar
dos corrientes teóricas centrales: la hobbesiana,
que entiende la política como una respuesta al miedo y la otra próxima a Montesquieu, en la que el orden es
sinónimo de seguridad. Esta autora afirma que el miedo parece ser el
principio de acción que da forma al vínculo político de las “democracias reales
contemporáneas”; es decir, de acuerdo a su concepción, el miedo genera y muchas
veces, condiciona o modela, el comportamiento político de los individuos, por
lo que es utilizado como estratagema para alcanzar ciertos propósitos, algunas
veces perversos, en las democracias modernas. El miedo parece ser el principio
de acción que da forma al vínculo político de las “democracias reales
contemporáneas”; es decir, de acuerdo a su concepción, el miedo genera y muchas
veces, condiciona o modela, el comportamiento político de los individuos, por
lo que es utilizado como estratagema para alcanzar ciertos propósitos, algunas
veces perversos, en las democracias modernas.
El miedo
como herramienta política
El miedo es
un gran movilizador de emociones, generando ciertos efectos en la conducta de
los individuos, por eso ha sido utilizado exitosamente durante muchos años por
los políticos. Mira y López, señalan que el miedo es un testimonio
emocional que genera efectos concretos en la conducta del hombre. Por su parte.
El miedo genera lucha o fuga, en donde algunos casos, impera el combate y en
otros, prima el escape o la huida. En otras palabras, si el miedo genera
efectos e incide en la conducta y comportamiento de la gente, entonces la clase
política acude a este artilugio como estrategia para tratar de mantener o
alcanzar el poder. De esta forma, el miedo se convierte en la estrategia
central para tratar de convencer a las multitudes de que sus adversarios
representan ciertos riesgos y pueden generarles distintos daños y perjuicios. Debido
a esta influencia, el miedo ha sido una estrategia antiquísima, relativamente
eficaz, usada en la política por distintos líderes y partidos de diferente
impronta ideológica, ya que lo mismo lo han utilizado los gobiernos tanto de
izquierda como de derecha, como partidos liberales, demócratas o republicanos.
La usó Margaret Tatcher en la Gran Bretaña, Ronald Reagan en los Estados Unidos
de Norteamérica, el PRI en su época de partido hegemónico de Estado y lo
utiliza, también Fidel Castro en Cuba u Ollanta Humala en Perú.
El miedo
como estrategia electoral
Desde
tiempos inmemorables, la creación de miedo entre la población, con fines de
control y disuasión, ha sido una estrategia muy común usada en la política. Lo
mismo ha sido utilizado en sistemas políticos autoritarios, totalitarios o
democráticos. En el pasado, la usaron los romanos, tanto para cohesionar a sus ejércitos
ante el peligro de la división interna que los hacía vulnerables o para
atemorizar a sus enemigos. Napoleón acudió a la estrategia de simulación de
“miedo” para engañar y hacer creer a sus adversarios de su supuesta debilidad
militar, lo cual fue utilizado como estrategia de guerra. Después, los usaron
los grandes dictadores como Hitler, Mussolini, Stalin y Franco para atemorizar
a la población e imponer sus decisiones e intereses. Actualmente, bajo sistemas
democráticos modernos, se acude también, al artilugio del miedo para ganar
votos y acceder a puestos de elección popular. En el 2004, por ejemplo, George
W. Bush lo usó como estrategia central de campaña para ganar la elección
presidencial en los Estados Unidos de Norteamérica y reelegirse por cuatros
años más. Como instrumento de control, el miedo es una estrategia muy antigua,
utilizada no solo por políticos sino también por las diferentes religiones,
creando distintos y perniciosos “diablos apocalípticos”, de quienes ellos
aseguran dar protección o salvación. De esta forma, han logrado afianzar la
religiosidad de millones de individuos.
En América
latina
Bajo los
regímenes dictatoriales del siglo pasado, se impulsó el miedo como política de
Estado, para controlar y embelesar a la población. De esta forma, se realizaron
verdaderas campañas de terror para
hacer que la población se atemorizará a través de diferentes amenazas y hechos
represivos. Su propósito fue influir o determinar la conducta política de las
masas mediante amenazas explícitas o implícitas y actos de terror, como las
detenciones, las desapariciones y los asesinatos de luchadores sociales. En los
últimos años, las estrategias del miedo han sido utilizadas en la región,
principalmente por la derecha, para tratar de evitar, muchas veces sin éxito,
que la izquierda latinoamericana asuma posiciones de poder público. Bolivia, Venezuela, Perú, Brasil, Nicaragua,
Costa Rica, Argentina, Uruguay, Chile y Guatemala son solo algunos ejemplos
de naciones donde las estrategias del miedo han sido utilizadas
recurrentemente, durante las campañas por los grupos más conservadores.
Bibliografía:
Marco Tulio Cicerón, Catilinarias -
Discursos contra Catilina https://www.colihue.com.ar/autores/fichaAutor?authorId=12692
Claudia Hilb - Una lectura de la
interpretación straussiana de Mquiavelo, Hobbes, Locke y
Spinoza
https://www.todostuslibros.com/libros/leo-strauss-el-a-de-leer-una-lectura-de-la-interpretacion-straussiana-de-maquiavelo-hobbes-locke-y-spinoza_98-950-557-641-8
Emilio Mira y López - Problemas
psicológicos actuales
https://www.todostuslibros.com/libros/problemas-psicologicos-actuales_978-84-609-7392-8
"El miedo"es un trabajo que entrega tanto información , como el punto de vista del autor.
ResponderEliminarDespués de una necesaria definición, hace un recorrido de cómo esta emoción, desde los orígenes del hombre,ha determinado su quehacer...
Con una mirada amplia,nos presenta el miedo
como una emoción básica e indispensable en el desarrollo de la religión y el
empoderamiento de gobiernos o políticos que han mantenido su posición de privilegio gracias a él ...
Es un recorrido breve por la historia de la humanidad que no podía terminar en el uso del miedo como parte esencial de campañas políticas ...
En resumen,un trabajo muy documentado, interesante y de amena lectura.