“Gracias a
la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el oído que en todo su ancho
Graba noche y día, grillos y canarios
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos
Y la voz tan tierna de mi bien amado.”
Gracias a la
vida
Violeta
Parra
“No se puede
elegir sabiamente una vida a menos que se atreva uno a escuchar a sí mismo, a
su propio yo, en cada momento de la vida.”
La
personalidad creadora
Abraham
Maslow
Yo: lo
padezco y por momentos (créanme) es insoportable.
Los acúfenos
son un síntoma muy frecuente en la práctica clínica otorrinolaringológica; aun
así no representan enfermedad ni diagnóstico alguno por sí mismos. En los
últimos años, gracias a los estudios realizados y al desarrollo de la
tecnología, el concepto de acúfeno ha cambiado pasando de ser una alteración
puramente coclear (el implante coclear es un producto sanitario implantable activo
de alta tecnología que consiste en un transductor que transforma las señales
acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo) a un
trastorno en el que participan tanto las vías auditivas como distintas áreas
del sistema nervioso central relacionadas con la audición. El acúfeno es la
percepción de sonido en ausencia de una señal simultánea acústica o eléctrica.
En 1996 Jastreboff y Hazell enunciaron la teoría neurofisiológica del acúfeno,
según la cual este sería “la percepción de un sonido resultante exclusivamente
de actividad dentro del sistema nervioso, sin ninguna actividad mecánica
vibratoria coclear correspondiente”. El acúfeno es una percepción sonora, un
fenómeno psicosensorial experimentado en el córtex auditivo, por lo que todo
acúfeno es analizado, interpretado y procesado en el sistema nervioso central
indistintamente del mecanismo que lo produzca. Por lo tanto el acúfeno sería el
resultado de una actividad aberrante producida en una o varias localizaciones
de la vía auditiva desde la cóclea hasta la corteza cerebral, que es procesada
de modo anómalo y que es interpretado erróneamente por los centros superiores
como un ruido. Se hacen patentes cuando alcanzan una intensidad que supera el
enmascaramiento del sonido ambiental que nos rodea.
Ruido en los
oídos
A pesar de
que oímos el tinnitus en el oído, su origen realmente está en las redes de
células cerebrales, lo que los científicos llaman circuitos neuronales. Estos
circuitos son los que interpretan los sonidos que capta el oído. Una forma de
entender mejor el tinnitus es que con frecuencia comienza en el oído, pero
continúa en el cerebro.
Los
científicos aún no se han puesto de acuerdo sobre qué pasa en el cerebro para
crear la ilusión del sonido cuando no lo hay. Algunos piensan que el tinnitus
es similar al síndrome de dolor crónico, en el que el dolor persiste incluso
después de que se ha curado una herida o ha sanado un hueso fracturado.
El tinnitus
puede ser el resultado de que los circuitos neuronales del cerebro tratan de
adaptarse a la pérdida de células ciliadas sensoriales aumentando la
sensibilidad al sonido. Esto explicaría por qué algunas personas con tinnitus
son muy sensibles a los ruidos fuertes.
El tinnitus
también puede ser el resultado de circuitos neuronales que pierden el
equilibrio cuando el daño causado en el oído interno cambia la forma cómo se
envían señales en la corteza auditiva, que es la parte del cerebro que procesa
el sonido. También puede ser el resultado de interacciones anormales entre los
circuitos neuronales. Los circuitos neuronales involucrados en la audición no
están dedicados únicamente a procesar el sonido. También se comunican con otras
partes del cerebro, como la región límbica, que regula el ánimo y las
emociones.
Somatosonidos
Los somatosonidos,
anteriormente conocidos como acúfenos objetivos, representan un 5-10% de los
acúfenos y son aquellos sonidos producidos en alguna parte del organismo,
capaces de provocar una vibración mecánica en la cóclea relacionada con la
percepción de ese sonido. Dado que el acúfeno es una percepción subjetiva per
se, los somatosonidos no serían considerados como tales y, aunque pueden o no
ser captados por el paciente, serían objetivables por un observador.
Pseudoacúfenos
Ambientales,
determinados sonidos ambientales, generalmente de frecuencias graves, sólo
pueden ser detectados por algunas personas, habitualmente normooyentes. Tienen
una localización específica, sólo se oyen en determinados lugares, y pueden ser
oídos también por otros individuos.
Simulados
La
existencia o intensidad de los acúfenos pueden simularse con fines rentistas.
Actualmente no existen pruebas diagnósticas que permitan la evaluación objetiva
de los acúfenos. Aunque el desarrollo experimentado por la neurociencia y las
técnicas de imagen funcional permiten acercarnos cada vez más a este objetivo.
Acúfenos Psicológicos
Alucinaciones auditivas, estas alucinaciones
son percepciones sin objeto real que el individuo interpreta como auténticas y
externas a su propio campo de conciencia. Las alucinaciones auditivas están
relacionadas con enfermedades mentales como la esquizofrenia y suponen sonidos
organizados, en forma de voces, generalmente acusadoras, amenazantes, etc.
Requieren tratamiento psiquiátrico.
Alucinosis Wernicke
Definió, en 1906, el término alucinosis para
referirse a las alucinaciones auditivas producidas en los alcohólicos, de
naturaleza amenazante, con escasa o nula alteración del nivel de conciencia y
con juicio de realidad preservado. El estado de alucinosis se ha descrito
también en trastornos orgánicos cerebrales, estados crepusculares y psicosis
paranoides entre otros. La naturaleza de este trastorno es invariablemente
orgánica y siempre persiste conciencia de irrealidad.
Alucinaciones
psicodélicas
Son el
resultado del consumo agudo de sustancias alucinógenas.
Alucinaciones experimentales
Son las que
se presentan en determinadas situaciones, tales como la estimulación eléctrica
cortical o subcortical y durante el aislamiento y la deprivación sensorial.
Tienen características similares a las alucinaciones e ilusiones que presentan
algunos enfermos comiciales.
Imágenes
auditivas
Las imágenes
auditivas son sonidos organizados, generalmente repetitivos y relacionados con
melodías. Pueden aparecer en personas mayores con distintos grados de
hipoacusia y que han estado relacionados con el campo de la música. Este
fenómeno no tiene significación patológica.
Epidemiología
Según la
American Tinnitus Association, el acúfeno grave representa el tercer síntoma
más incapacitante que puede sufrir un individuo, después del dolor intenso y
los trastornos del equilibrio. La prevalencia real de los acúfenos es difícil
de precisar, ya que en muchas ocasiones este síntoma no es motivo de consulta y
carecemos de pruebas objetivas para evaluarlo. Los principales estudios
epidemiológicos se han desarrollado en países anglosajones. Se estima que en
los Estados Unidos los acúfenos afectan a unos 40 millones de personas, de las
cuales la cuarta parte los padece de forma intensa. El 85 % de las enfermedades
otológicas se acompañan de acúfenos. Según los estudios llevados a cabo en Gran
Bretaña el 35 % de la población en los países industrializados ha padecido
acúfenos de algún tipo y en el 5 % de modo moderado o intenso y en un 1 % el
acúfeno tiene una repercusión muy importante sobre la calidad de vida. La
prevalencia en niños es aun más difícil de valorar, pero según algunos autores
se estima que aproximadamente un 15 % de la población infantil tiene acúfenos
de más de 5 minutos de duración; alrededor de un 25 % en niños con hipoacusia.
Los acúfenos
son más frecuentes a partir de la quinta década de la vida y presentan similar
incidencia en ambos sexos. Se ha demostrado que el factor más influyente en su
aparición es el nivel audiométrico. Mientras que la edad, la exposición al
ruido y el nivel socioeconómico parecen actuar a través de la pérdida auditiva
que favorecen; teniendo en cuenta el envejecimiento de la población, la
aparición de acúfenos será un problema cada vez más habitual. La localización
del acúfeno es variable. Más de la mitad de los pacientes lo establecen en
ambos oídos, cerca de un 35% lo padecen en un solo oído y una pequeña
proporción lo sitúa en la cabeza. Aunque algunos pacientes no aquejan pérdida
auditiva, lo cierto es que la gran mayoría de ellos van a presentarla si
realizamos exploraciones audiométricas completas. La hipoacusia no causa el
acúfeno, sino que los dos fenómenos parecen ser manifestaciones distintas de
una misma alteración localizada en el aparato auditivo. Cuanto más marcada sea
la disfunción del aparato auditivo, mayores son la pérdida auditiva y la
probabilidad de aparición de acúfenos.
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