viernes, 28 de febrero de 2020

LOS ACÚFENOS

“Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el oído que en todo su ancho
Graba noche y día, grillos y canarios
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos
Y la voz tan tierna de mi bien amado.”
Gracias a la vida
Violeta Parra


“No se puede elegir sabiamente una vida a menos que se atreva uno a escuchar a sí mismo, a su propio yo, en cada momento de la vida.”
La personalidad creadora
Abraham Maslow


Yo: lo padezco y por momentos (créanme) es insoportable.


Los acúfenos son un síntoma muy frecuente en la práctica clínica otorrinolaringológica; aun así no representan enfermedad ni diagnóstico alguno por sí mismos. En los últimos años, gracias a los estudios realizados y al desarrollo de la tecnología, el concepto de acúfeno ha cambiado pasando de ser una alteración puramente coclear (el implante coclear es un producto sanitario implantable activo de alta tecnología que consiste en un transductor que transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo) a un trastorno en el que participan tanto las vías auditivas como distintas áreas del sistema nervioso central relacionadas con la audición. El acúfeno es la percepción de sonido en ausencia de una señal simultánea acústica o eléctrica. En 1996 Jastreboff y Hazell enunciaron la teoría neurofisiológica del acúfeno, según la cual este sería “la percepción de un sonido resultante exclusivamente de actividad dentro del sistema nervioso, sin ninguna actividad mecánica vibratoria coclear correspondiente”. El acúfeno es una percepción sonora, un fenómeno psicosensorial experimentado en el córtex auditivo, por lo que todo acúfeno es analizado, interpretado y procesado en el sistema nervioso central indistintamente del mecanismo que lo produzca. Por lo tanto el acúfeno sería el resultado de una actividad aberrante producida en una o varias localizaciones de la vía auditiva desde la cóclea hasta la corteza cerebral, que es procesada de modo anómalo y que es interpretado erróneamente por los centros superiores como un ruido. Se hacen patentes cuando alcanzan una intensidad que supera el enmascaramiento del sonido ambiental que nos rodea.


Ruido en los oídos
A pesar de que oímos el tinnitus en el oído, su origen realmente está en las redes de células cerebrales, lo que los científicos llaman circuitos neuronales. Estos circuitos son los que interpretan los sonidos que capta el oído. Una forma de entender mejor el tinnitus es que con frecuencia comienza en el oído, pero continúa en el cerebro.
Los científicos aún no se han puesto de acuerdo sobre qué pasa en el cerebro para crear la ilusión del sonido cuando no lo hay. Algunos piensan que el tinnitus es similar al síndrome de dolor crónico, en el que el dolor persiste incluso después de que se ha curado una herida o ha sanado un hueso fracturado.

El tinnitus puede ser el resultado de que los circuitos neuronales del cerebro tratan de adaptarse a la pérdida de células ciliadas sensoriales aumentando la sensibilidad al sonido. Esto explicaría por qué algunas personas con tinnitus son muy sensibles a los ruidos fuertes.
El tinnitus también puede ser el resultado de circuitos neuronales que pierden el equilibrio cuando el daño causado en el oído interno cambia la forma cómo se envían señales en la corteza auditiva, que es la parte del cerebro que procesa el sonido. También puede ser el resultado de interacciones anormales entre los circuitos neuronales. Los circuitos neuronales involucrados en la audición no están dedicados únicamente a procesar el sonido. También se comunican con otras partes del cerebro, como la región límbica, que regula el ánimo y las emociones.

Somatosonidos
Los somatosonidos, anteriormente conocidos como acúfenos objetivos, representan un 5-10% de los acúfenos y son aquellos sonidos producidos en alguna parte del organismo, capaces de provocar una vibración mecánica en la cóclea relacionada con la percepción de ese sonido. Dado que el acúfeno es una percepción subjetiva per se, los somatosonidos no serían considerados como tales y, aunque pueden o no ser captados por el paciente, serían objetivables por un observador.

Pseudoacúfenos
Ambientales, determinados sonidos ambientales, generalmente de frecuencias graves, sólo pueden ser detectados por algunas personas, habitualmente normooyentes. Tienen una localización específica, sólo se oyen en determinados lugares, y pueden ser oídos también por otros individuos.

Simulados
La existencia o intensidad de los acúfenos pueden simularse con fines rentistas. Actualmente no existen pruebas diagnósticas que permitan la evaluación objetiva de los acúfenos. Aunque el desarrollo experimentado por la neurociencia y las técnicas de imagen funcional permiten acercarnos cada vez más a este objetivo.

 Acúfenos Psicológicos
 Alucinaciones auditivas, estas alucinaciones son percepciones sin objeto real que el individuo interpreta como auténticas y externas a su propio campo de conciencia. Las alucinaciones auditivas están relacionadas con enfermedades mentales como la esquizofrenia y suponen sonidos organizados, en forma de voces, generalmente acusadoras, amenazantes, etc. Requieren tratamiento psiquiátrico.

Alucinosis Wernicke
Definió, en 1906, el término alucinosis para referirse a las alucinaciones auditivas producidas en los alcohólicos, de naturaleza amenazante, con escasa o nula alteración del nivel de conciencia y con juicio de realidad preservado. El estado de alucinosis se ha descrito también en trastornos orgánicos cerebrales, estados crepusculares y psicosis paranoides entre otros. La naturaleza de este trastorno es invariablemente orgánica y siempre persiste conciencia de irrealidad.

Alucinaciones psicodélicas
Son el resultado del consumo agudo de sustancias alucinógenas.

Alucinaciones experimentales
Son las que se presentan en determinadas situaciones, tales como la estimulación eléctrica cortical o subcortical y durante el aislamiento y la deprivación sensorial. Tienen características similares a las alucinaciones e ilusiones que presentan algunos enfermos comiciales.

Imágenes auditivas
Las imágenes auditivas son sonidos organizados, generalmente repetitivos y relacionados con melodías. Pueden aparecer en personas mayores con distintos grados de hipoacusia y que han estado relacionados con el campo de la música. Este fenómeno no tiene significación patológica.

Epidemiología
Según la American Tinnitus Association, el acúfeno grave representa el tercer síntoma más incapacitante que puede sufrir un individuo, después del dolor intenso y los trastornos del equilibrio. La prevalencia real de los acúfenos es difícil de precisar, ya que en muchas ocasiones este síntoma no es motivo de consulta y carecemos de pruebas objetivas para evaluarlo. Los principales estudios epidemiológicos se han desarrollado en países anglosajones. Se estima que en los Estados Unidos los acúfenos afectan a unos 40 millones de personas, de las cuales la cuarta parte los padece de forma intensa. El 85 % de las enfermedades otológicas se acompañan de acúfenos. Según los estudios llevados a cabo en Gran Bretaña el 35 % de la población en los países industrializados ha padecido acúfenos de algún tipo y en el 5 % de modo moderado o intenso y en un 1 % el acúfeno tiene una repercusión muy importante sobre la calidad de vida. La prevalencia en niños es aun más difícil de valorar, pero según algunos autores se estima que aproximadamente un 15 % de la población infantil tiene acúfenos de más de 5 minutos de duración; alrededor de un 25 % en niños con hipoacusia.

Los acúfenos son más frecuentes a partir de la quinta década de la vida y presentan similar incidencia en ambos sexos. Se ha demostrado que el factor más influyente en su aparición es el nivel audiométrico. Mientras que la edad, la exposición al ruido y el nivel socioeconómico parecen actuar a través de la pérdida auditiva que favorecen; teniendo en cuenta el envejecimiento de la población, la aparición de acúfenos será un problema cada vez más habitual. La localización del acúfeno es variable. Más de la mitad de los pacientes lo establecen en ambos oídos, cerca de un 35% lo padecen en un solo oído y una pequeña proporción lo sitúa en la cabeza. Aunque algunos pacientes no aquejan pérdida auditiva, lo cierto es que la gran mayoría de ellos van a presentarla si realizamos exploraciones audiométricas completas. La hipoacusia no causa el acúfeno, sino que los dos fenómenos parecen ser manifestaciones distintas de una misma alteración localizada en el aparato auditivo. Cuanto más marcada sea la disfunción del aparato auditivo, mayores son la pérdida auditiva y la probabilidad de aparición de acúfenos.

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