“Mi propio cerebro es para mí la más misteriosa de las máquinas, siempre excitado con un zumbido continuo, volando hacia las alturas para después caer en picado y hundirse en el barro. ¿Y por qué? ¿Qué persigue esta pasión?”
Virginia Woolf
“Estoy tan contento
porque hoy he encontrado a mis amigos.
Están en mi cabeza.”
Litio
Kurt Cobain
No existen dos personas con trastorno bipolar que sean iguales. Cada uno es un caso particular. Cada experiencia es diferente. Hay quienes llevan años con la enfermedad y reciben tratamiento o esperan el diagnóstico, mientras otros caminan por la calle solos sabiéndose diferentes y muchas veces mal informados. El trastorno bipolar afecta también a los familiares, amigos de las personas que lo padecen. Todos tienen su propia historia que contar y su propio camino que recorrer. Para la mayoría es un viaje difícil. Es probable que, en ocasiones. Por otro lado, muchos han recorrido antes este camino y, gracias a sus experiencias, se pueden definir algunas terapias y medicamentos, así de esta forma podemos anticipar los malos momentos que vendrán sabiendo que es posible superar los obstáculos y prepararse para la tormenta.
El trastorno bipolar es una enfermedad mental grave que afecta al estado de ánimo y al comportamiento. A veces se da por supuesto que los síntomas de enfermedades mentales como el trastorno bipolar se deben a algún tipo de debilidad o defecto de carácter (una vez me ofrecieron aspirinas para calmar los síntomas). No es verdad. Las personas con trastorno bipolar no eligen su enfermedad, como tampoco lo hacen las que padecen diabetes o artritis. El trastorno bipolar aparece cuando algo no funciona bien en el cerebro. Nadie debe sentirse culpable porque no es culpa de nadie. De hecho el trastorno bipolar es una de las enfermedades mentales más frecuentes. Incide entre el tres y el cinco por ciento de la población adulta mundial y afecta tanto a hombres como a mujeres y niños. En la mayoría de los casos, el trastorno persiste muchos años. Puede durar toda la vida, desapareciendo en algunas ocasiones y volviendo a aparecer meses o incluso años después.
Vivir con trastorno bipolar es muy dificultoso también para las personas con las que se convive, para los familiares. El trastorno bipolar es una enfermedad que origina cambios importantes del estado de ánimo, desde una infelicidad profunda a un estado de euforia intensa, o a estados mixtos en los que la excitación se mezcla con sentimientos de profunda tristeza. La psiquiatría utiliza las palabras “depresión” o “episodio depresivo” para describir la infelicidad observada en el trastorno bipolar, y “manía” o “episodio maníaco” para describir la euforia. También existe una forma más leve de manía denominada “hipomanía”. Son estados de ánimo que pueden durar varias semanas o meses y van mucho más allá de los típicos cambios de humor considerados “normales”. Las consecuencias suelen ser un comportamiento difícil, relaciones personales dañadas y serias limitaciones en el rendimiento escolar y laboral. Lamentablemente, el trastorno acarrea también la estigmatización, que lleva a la discriminación y al aislamiento. Todo ello reduce la calidad de vida de manera significativa. Una vez diagnosticado el trastorno bipolar, todas estas consecuencias negativas se pueden subsanar. Con un tratamiento eficaz se consigue mantener bajo control los severos cambios de estado de ánimo.
Algunas personas que padecen trastorno bipolar tienen depresiones severas y sólo episodios más leves de euforia. Otros experimentan episodios maníacos extremadamente preocupantes. Algunos alternan entre los diferentes estados de ánimo varias veces al año, mientras que otros se quedan estancados en una u otra fase durante muchos meses, por lo mismo el diagnostico médico especializado es vital para el tratamiento.