“Tembláis más vosotros al pronunciar la sentencia que yo al recibirla.”
Giordano Bruno
¿Hoy, en este instante existirá alguien en la Tierra a quien se le ocurra orar por algún pecador? Tal vez alguno lo haga como limosna, otro tomará una piedra para llevarla hasta la cima de la montaña para redimirse, para ocultar su pecado sin importar que haya que juzgar al arcángel sin alas. Todos llevamos en los hombros la sentencia, somos culpables desde que nacemos, responsables por tentar a los demonios infractores de la moral o mejor dicho a las dos morales… la moral de los hombres y la moral de los señores como dijo Nietzsche.
El infierno por sentencia será residencia, por sentencia de los hipócritas las tinieblas, eso es lo que desean para Bruno, para el doctor King o Víctor Jara, porque los señores necesitan el exorcismo, el perdón. La suerte está echada desde el inicio de la vida, para unos si… para otros no, porque los apostatas hoy se han vestido del camuflaje de la ética.
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