miércoles, 12 de mayo de 2021

EL HORROR OCULTO DEL LAGO NYOS


“Se crea la cultura para protegernos del peligro al que estamos expuestos constantemente a causa de la naturaleza, ella nos ataca despiadadamente en muchas ocasiones y la humanidad tiene la capacidad de olvidar todas sus desigualdades para apoyarse y protegerse de las consecuencias de aquellos daños catastróficos que genera la naturaleza al ser humano, creando en el ser humano una resistencia a ella, resistencia que también se ve en los individuos cuando la cultura y sus prójimos le generan daños. Pero para poder crear un sentimiento de seguridad entre todos, el ser humano “humaniza la naturaleza” intenta darle las características de un hombre violento contra el que puede protegerse y al que puede sobornar de una u otra manera, pero también es consciente de que la naturaleza es superior y sus características de grandeza no pueden ser eliminadas, por lo que hace de ella “dioses” sobrenaturales y con diferentes poderes, crea una relación con ella, como sabe debe crearla con todo aquello que le rodea. Todo esto viene como un arquetipo infantil donde el niño que le teme al padre también se da cuenta que es este quien le protege, lo que lo hace verse obligado a tener que igualar estas situaciones. “

El Porvenir de una Ilusión
Sigmund Freud


La noche que murieron 1.800 personas
El 21 de agosto de 1986 a eso de las 9 de la noche, una enorme explosión de dióxido de carbono producida en las profundidades del Lago Nyos en el oeste de Camerún, disparó uno de los mayores desastres naturales del mundo, desplazándose a casi 50 Km/h, la nube de gas bajó los valles circundantes, expandiéndose a unos 23 Km. a la redonda del lago, llegando a un pueblo cercano, en el que mató por asfixia a más de 1.800 habitantes. En esta erupción de CO2 (son los gases que emite un vehículo por el tubo de escape) algunas personas murieron a una distancia de más 25 Km del lago, también sucumbieron esa noche 6.000 cabezas de ganado. El dióxido de carbono se había acumulado durante años en el Lago Nyos y quedó atrapado en sus aguas heladas a más de 200 metros debajo de la superficie. Dado el peso del agua, el lago, que estaba ubicado en el cráter de un volcán, tenía que liberarse de forma violenta en algún momento, fue como tomar una botella de gaseosa, sacudirla y luego abrir la tapa, al final sabemos que tendremos una violenta lluvia de burbujas. 


Muchas de las víctimas fueron halladas en sus camas, durmiendo o en la entrada de sus viviendas, lo que sugiere que murieron en el lugar. Los cuerpos yacían cerca de los fuegos del hogar, amontonados en los portales. Se notó un cambio en el color de la piel de los cadáveres a causa del contacto con el gas, lo que llevó a pensar que la poderosa nube pudo haber contenido un ácido disuelto. Todo ser vivo, animales, plantas e insectos fueron hallados muertos en los alrededores del lago. Cuando el gas llegó a la superficie, causó una enorme explosión provocando un tsunami que alcanzó una altura de 5 metros. Algunas personas que permanecieron inconscientes durante más de un día, finalmente se despertaron, vieron muertos a los miembros de sus familias, y se suicidaron. En pocos días, científicos de todo el mundo llegaron al Nyos. Al principio, creyeron que el volcán había entrado en erupción, vomitando alguna clase de gases mortales. A lo largo de los meses, sin embargo, los investigadores pusieron en evidencia un desastre monstruoso, mucho más letal; uno que solamente se creía que era un mito: una explosión límnica  también llamada “fenómeno del lago explosivo”, un extraño desastre natural, en el cual el dióxido de carbono erupciona súbitamente de las profundidades de un lago volcánico, asfixiando a la fauna, al ganado y a los seres humanos. Tal erupción también puede originar tsunamis en el lago en la medida que el CO2 asciende a la superficie desplazando agua, el efecto es parecido como ya hemos dicho al derrame de burbujas que ocasiona una bebida gaseosa.  Las burbujas en el fondo del Nyos ya no tenían más lugar y comenzaron a desprenderse hasta que, eventualmente, el lago de “soda gaseosa” estalló. En pocos minutos el Nyos había liberado 80 millones de m3 de CO2. La nube cual “ángel exterminador” se expandió, desplazó el oxigeno que provocó la asfixia de los seres vivos que cayeron bajo ella.

En los días actuales, debido a la presencia peligrosa del coronavirus, la humanidad despertó de su sueño profundo: empezó a oír los gritos de la Tierra y los gritos de los pobres, y la necesidad de cuidarnos unos a otros y también a la naturaleza y a la madre Tierra. De pronto nos dimos cuenta de que el virus no vino del aire y no puede ser pensado en forma aislada, sino dentro de su contexto: vino de la naturaleza. Es la respuesta al antropoceno y el necroceno, es decir, a la destrucción sistemática de vidas, debida a la agresión del proceso industrialista, en una palabra, al capitalismo globalizado. Este avanzó sobre la naturaleza, deforestando miles de hectáreas en el Amazonas, en el Congo y en otros lugares donde se encuentran las selvas y bosques húmedos. Esto destruyó el hábitat de cientos y cientos de virus que se encontraban en los animales e incluso en los árboles. Saltaron a otros animales y de éstos a nosotros.

1 comentario:

  1. Excelente trabajo de investigación que tiene una evidente intención pedagógica, didáctica y un plus:un urgente llamado de alerta ...
    En este trabajo se deja en evidencia,el daño que el ser humano,imbuído en
    groseros y mezquinos intereses movidos por el lucro sin control,ha causado al medio
    ambiente,desbalanceándo el delicado equilibrio entre el hombre y la naturaleza.Como consecuencia de este desbalance ,
    los más perjudicados y que sufren todo el rigor de la respuesta a la madre Tierra, son los grupos más vulnerables y que, curiosamente, menos la dañan...
    Trágico es el ejemplo de lo sucedido con el lago Nyos... Hoy, padecemos la pandemia como nos recuerda Romain Labbé ...
    ¿ Cuándo aprenderemos ?

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