jueves, 22 de agosto de 2019

ALGO SOBRE EL INCONSCIENTE

"Yo, Nabucodonosor, estaba en mi palacio, feliz y lleno de prosperidad, 
cuando tuve un sueño que me infundió miedo. 
Recostado en mi lecho, las imágenes y visiones que pasaron 
por mi mente me llenaron de terror."
Libro de Daniel-4


“Hasta que no hagas consciente a tu inconsciente, 
va a dirigir tu vida y lo llamarás destino.”
Carl Gustav Jung


Esto es extremadamente difícil, no porque no se haya encontrado alguna metodología o alguna manera de escudriñarlo, sino por la cantidad de variables que hace que cualquier análisis sea sumamente complejo. 
El mundo del inconsciente dice Freud, es “extremadamente complejo y está permanentemente activo”. De hecho la energía neuronal que demanda el inconsciente es mucho más que la ocupada por el consciente. Es como si en nuestro cerebro convivieran dos Yo, uno para el consciente y el otro para el inconsciente, el que siempre está activo y expectante, de manera permanente durante toda nuestra vida. 

En la década de los 70 se realizó un experimento en el que se pretendía evaluar si el inconsciente podía evidenciarse en la realidad, de tal manera de medir y constatar su existencia como tal. Se seleccionó a varios voluntarios y se les pidió sentarse frente a un reloj mural.
La primera parte del experimento consistía en que cuando sonará una chicharra, la que tenía tres tonos diferentes, el voluntario apretara un interruptor para encender una ampolleta, la que también tenía tres colores diferentes; rojo, azul y verde, de tal forma que cada sonido de la chicharra tenia asociado un color único.

De esta manera los sonidos se asociaron a colores
Sonido A, color verde
Sonido B, color rojo
Sonido C, color azul. 

Se ve simple, y... cada vez que sonaba la chicharra (accionada por un científico) con un tono definido el voluntario encendía la luz que le correspondía y el tiempo de demora se anotaba. 

Para la segunda parte hubo algunas modificaciones, sin decirle al voluntario se cambió la sincronización de las chicharra (o sea sonaba al azar activado por un sistema autónomo, sin respetar tiempo de intervalo definido) también al reloj se le borraron las líneas de los minutos, solo se dejó el palote del horario y el segundero. Al comienzo no hubo diferencias, sonaba la chicharra y el voluntario consecuentemente con el tono apretaba el interruptor y encendía la luz del color que correspondía. Esto se mantuvo constante por unos minutos, pero después de 10 minutos más o menos, sucedió algo inesperado… ahora el voluntario no necesitaba la señal de la chicharra para encender la ampolleta, sino que se adelantaba unos milisegundos sin darse cuenta. El voluntario encendía la ampolleta de color verde y luego de unos milisegundos la chicharra sonaba con el tono que correspondía al color verde.

Los experimentos avanzaron y se hicieron otros con el mismo procedimiento, se llegó a verificar la anticipación y asociación entre el encendido de la ampolleta con un color definido y el tono posterior de la chicharra... y fue tal, que en algunos casos se detectó anticipación de hasta 20 minutos. Esto demostró que previo a que la chicharra sonara y que señala el tono para un color, era el voluntario quien se anticipaba, encendiendo la ampolleta antes de saber en qué momento la chicharra sonaría con un tono determinado.
Se concluyó experimentalmente que aunque somos conscientes, es nuestro inconsciente el que actúa, descifra, interpreta y pone en marcha el proceso cognitivo. También se dedujo que la cantidad de información que en un instante se procesa en nuestro cerebro es tal, que activa zonas hasta ahora no estudiadas, de tal manera que se puede intuir a priori una acción.



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