"Yo,
Nabucodonosor, estaba en mi palacio, feliz y lleno de prosperidad,
cuando tuve
un sueño que me infundió miedo.
Recostado en mi lecho, las imágenes y visiones
que pasaron
por mi mente me llenaron de terror."
Libro de
Daniel-4
“Hasta que
no hagas consciente a tu inconsciente,
va a dirigir tu vida y lo llamarás
destino.”
Carl Gustav
Jung
Esto es
extremadamente difícil, no porque no se haya encontrado alguna metodología o
alguna manera de escudriñarlo, sino por la cantidad de variables que hace que
cualquier análisis sea sumamente complejo.
El mundo del
inconsciente dice Freud, es “extremadamente complejo y está permanentemente
activo”. De hecho la energía neuronal que demanda el inconsciente es mucho más
que la ocupada por el consciente. Es como si en nuestro cerebro convivieran dos
Yo, uno para el consciente y el otro para el inconsciente, el que siempre está
activo y expectante, de manera permanente durante toda nuestra vida.
En la década
de los 70 se realizó un experimento en el que se pretendía evaluar si el inconsciente
podía evidenciarse en la realidad, de tal manera de medir y constatar su
existencia como tal. Se seleccionó a varios voluntarios y se les pidió sentarse
frente a un reloj mural.
La primera
parte del experimento consistía en que cuando sonará una chicharra, la que
tenía tres tonos diferentes, el voluntario apretara un interruptor para
encender una ampolleta, la que también tenía tres colores diferentes; rojo, azul
y verde, de tal forma que cada sonido de la chicharra tenia asociado un color único.
De esta
manera los sonidos se asociaron a colores
Sonido A,
color verde
Sonido B,
color rojo
Sonido C,
color azul.
Se ve simple,
y... cada vez que sonaba la chicharra (accionada por un científico) con un tono
definido el voluntario encendía la luz que le correspondía y el tiempo de
demora se anotaba.
Para la
segunda parte hubo algunas modificaciones, sin decirle al voluntario se cambió la
sincronización de las chicharra (o sea sonaba al azar activado por un sistema
autónomo, sin respetar tiempo de intervalo definido) también al reloj se le
borraron las líneas de los minutos, solo se dejó el palote del horario y el segundero.
Al comienzo no hubo diferencias, sonaba la chicharra y el voluntario
consecuentemente con el tono apretaba el interruptor y encendía la luz del
color que correspondía. Esto se mantuvo constante por unos minutos, pero
después de 10 minutos más o menos, sucedió algo inesperado… ahora el voluntario
no necesitaba la señal de la chicharra para encender la ampolleta, sino que se adelantaba
unos milisegundos sin darse cuenta. El voluntario encendía la ampolleta de
color verde y luego de unos milisegundos la chicharra sonaba con el tono que
correspondía al color verde.
Los
experimentos avanzaron y se hicieron otros con el mismo procedimiento, se
llegó a verificar la anticipación y asociación entre el encendido de la ampolleta
con un color definido y el tono
posterior de la chicharra... y fue tal, que en algunos casos se detectó
anticipación de hasta 20 minutos. Esto demostró que previo a que la chicharra
sonara y que señala el tono para un color, era el voluntario quien se
anticipaba, encendiendo la ampolleta antes de saber en qué momento la chicharra
sonaría con un tono determinado.
Se concluyó
experimentalmente que aunque somos conscientes, es nuestro inconsciente el que
actúa, descifra, interpreta y pone en marcha el proceso cognitivo. También se dedujo
que la cantidad de información que en un instante se procesa en nuestro cerebro es
tal, que activa zonas hasta ahora no estudiadas, de tal manera que se puede intuir
a priori una acción.
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