paseo, voy pensando en qué vendrá.
Pero se destruye cuando llego a su estómago
y planteo con un verso una verdad.”
Sueño con serpientes
El término
“fascista” proviene de “fasce”, que significa “haz” o “manojo” y hace
referencia a un antiguo símbolo etrusco y luego romano de un haz de varas con
un hacha que significaba la fuerza del gobernante, todos unidos bajo la misma
autoridad. Mussolini le llamó a sus grupos armados “fasci”. Luego Hitler adoptó
la visión fascista y le agregó un fuerte ingrediente de racismo, los malos ya
no eran sólo los comunistas, sino todo aquel que no perteneciera a la supuesta “raza
aria”, culpando sobre todo a los judíos, pero también ensañándose con los gitanos,
homosexuales, enfermos mentales, incluso los epilépticos. Había nacido el
nazismo. Aunque “nazismo” es abreviatura de “nacional socialismo”, no tiene
nada de socialista, Hitler se dedicó a destruir cooperativas y sindicatos
negando de plano la lucha de clases. Durante la guerra el estado no sólo no
expropió medios de producción, sino que favoreció a las grandes empresas capitalistas
siempre que no fueran propiedad de judíos y acataran las instrucciones del
Reich.
¿Qué es exactamente el fascismo? El filósofo Umberto Eco dice que no es una ideología del todo coherente, toma formas diferentes en diferentes lugares, pero tiene algunas características comunes. Surge de la frustración, una crisis económica o un fracaso político hace sentir a una clase social que ha perdido privilegios y tiene miedo de que otro grupo social pueda quitárselos.
El miedo a la diversidad, se busca la unidad y el consenso cultivando el miedo a lo diferente.El primer llamado de un movimiento fascista es contra quienes se considera “ajenos” o “intrusos”.
Se crea una identidad a partir de este miedo.
Lo que une al grupo es el haber nacido en el mismo lugar o el pertenecer a un grupo étnico que se define en oposición a un enemigo donde el enemigo se describe como decadente o débil y a veces como poderoso y aterrorizante, según convenga.
El elitismo, la idea de que el pueblo propio es el mejor del mundo y de que los líderes lo mejor de la sociedad y lo han demostrado llegando a su posición por la fuerza. Por lo tanto, todos los subordinados son despreciados por débiles.
El culto a la tradición, el fascismo se alimenta de la idea de que en el pasado las cosas eran mejores y que hay que retornar a esa antigua grandeza.
El irracionalismo, el fascismo desconfía de la reflexión profunda y de la crítica, por lo tanto es preferible actuar antes que pensar. Por eso la cultura y la ciencia son sospechosas. Goebbels decía “Cuando oigo la palabra cultura, echo mano a la pistola”.
Se vive para luchar. Los fascistas ven a los pacifistas como débiles e ingenuos.
La vida es una guerra constante que sólo podrá terminar cuando se extermine a los enemigos. Esto es una contradicción porque una vez que derrote a su enemigo llegaría la paz, lo que contradice el principio de guerra permanente.
Machismo, este culto a la guerra da origen a un desprecio por las mujeres y una condena a la diversidad sexual.
Se cultiva un gusto por las armas como símbolo.
Es abiertamente antidemocrático, en una democracia los individuos tienen opiniones diferentes, que se expresan mediante el debate abierto y mecanismos como las elecciones. En el fascismo “el pueblo” se considera como una masa uniforme con una sola opinión y se supone que el líder, en su inigualable sabiduría, es quien interpreta esa opinión.
Las opiniones diferentes son silenciadas, en última instancia, el fascismo no es tanto un conjunto de ideas articuladas, más bien moviliza pasiones y emociones, sobre todo el miedo a lo diferente y el orgullo por lo propio.
Los argumentos que se dan para justificar sus acciones no suelen ser más que pretextos para obtener y mantener el poder y el control. En la actualidad esta visión del mundo está tan desprestigiada que prácticamente ningún dirigente se identifica a sí mismo como fascista. Sin embargo, cuando un dirigente silencia a la prensa y a las protestas, califica a los inmigrantes como amenazas, desprecia a los débiles, condena a la diversidad sexual y presume de sus proezas y de su hombría, hay razones para sospechar de sus tendencias fascistas.