domingo, 16 de enero de 2022

FASCISMO

“La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los
totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas“

Albert Camus


Charles Maurras en el siglo XIX desarrolló una ideología nacionalista y racista que pretendía el regreso a la monarquía con el movimiento Acción Francesa, pero fue en Italia donde se desarrolló el verdadero fascismo. Es poco conocido que el fascismo tiene sus orígenes en un poeta; Gabriele D’Annunzio, quien fue un escritor italiano. Fue soldado durante la primera guerra mundial, época en la que reforzó su visión ultra nacionalista, y luego reconocido como héroe. Al terminar la guerra los aliados (ganadores) se repartieron las regiones conquistadas, cosa nada grata para Italia, se sintieron ofendidos al no recibir lo que creían que les correspondía, sobre todo una región de Croacia llamada Dalmacia. D’Annunzio no se quedó de brazos cruzados y con unos 2 mil soldados tomó por la fuerza la ciudad de Fiume (donde de todas maneras ya vivían muchos italianos). Allí, junto con el sindicalista Alceste de Ambris, escribió una constitución (la Carta de Carnaro) y en 1920 instauró un régimen de rasgos muy particulares. Por ejemplo, se dio a sí mismo amplios poderes, ignorando las mayorías, consensos y la propia democracia. Organizó el estado en diez corporaciones, todos debían pertenecer a alguna. La décima corporación estaba reservada para los superhombres, héroes y poetas. Le gustaba dar ardientes discursos desde los balcones y organizar ceremonias con símbolos casi religiosos. Recurrió al pasado para instaurar el ahora infame “saludo romano” que aparece en las pinturas, tratando de recuperar la “grandeza latina”. También creó un cuerpo de élite llamado los “Arditi”, los “Osados” (o Los Temerarios) militares de camisa negra que se encargaban de reprimir a cualquier crítico o disidente. Muchas veces torturaban a sus víctimas lanzándolos al aceite de ricino.

D’Annunzio también se hizo llamar “il Duce” (el guía). Mientras, otro italiano iba ganando poder, Benito Mussolini. Había descontento entre la gente por los pocos beneficios que Italia obtuvo tras la guerra, y Mussolini aprovechó ese malestar para atacar al partido socialista, del que había sido expulsado por su extremo nacionalismo. Acusaba a socialistas y comunistas de todos los males de Italia y los atacaba con un grupo armado llamado “los camisas negras”. Cuando consiguió el poder tomó muchos de los modos de gobernar de D’Annunzio y también aprovechando todos los aspectos propagandísticos se hizo llamar Duce, también retomó las torturas con aceite de ricino.

“Ésta al fin me engulle, y mientras por su esófago
paseo, voy pensando en qué vendrá.
Pero se destruye cuando llego a su estómago
y planteo con un verso una verdad.”
Sueño con serpientes
Silvio Rodríguez

El término “fascista” proviene de “fasce”, que significa “haz” o “manojo” y hace referencia a un antiguo símbolo etrusco y luego romano de un haz de varas con un hacha que significaba la fuerza del gobernante, todos unidos bajo la misma autoridad. Mussolini le llamó a sus grupos armados “fasci”. Luego Hitler adoptó la visión fascista y le agregó un fuerte ingrediente de racismo, los malos ya no eran sólo los comunistas, sino todo aquel que no perteneciera a la supuesta “raza aria”, culpando sobre todo a los judíos, pero también ensañándose con los gitanos, homosexuales, enfermos mentales, incluso los epilépticos. Había nacido el nazismo. Aunque “nazismo” es abreviatura de “nacional socialismo”, no tiene nada de socialista, Hitler se dedicó a destruir cooperativas y sindicatos negando de plano la lucha de clases. Durante la guerra el estado no sólo no expropió medios de producción, sino que favoreció a las grandes empresas capitalistas siempre que no fueran propiedad de judíos y acataran las instrucciones del Reich.

El fascio, el símbolo que "Il Duce" adoptó para su 
Partido Fascista

Por otro lado en España, Francisco Franco no tardó en adoptar las prácticas de Mussolini y de Hitler. Tomó de él el lema “Una patria, un estado, un caudillo”.
¿Qué es exactamente el fascismo? El filósofo Umberto Eco dice que no es una ideología del todo coherente, toma formas diferentes en diferentes lugares, pero tiene algunas características comunes. Surge de la frustración, una crisis económica o un fracaso político hace sentir a una clase social que ha perdido privilegios y tiene miedo de que otro grupo social pueda quitárselos.
El miedo a la diversidad, se busca la unidad y el consenso cultivando el miedo a lo diferente.El primer llamado de un movimiento fascista es contra quienes se considera “ajenos” o “intrusos”.
Se crea una identidad a partir de este miedo.
Lo que une al grupo es el haber nacido en el mismo lugar o el pertenecer a un grupo étnico que se define en oposición a un enemigo donde el enemigo se describe como decadente o débil y a veces como poderoso y aterrorizante, según convenga.
El elitismo, la idea de que el pueblo propio es el mejor del mundo y de que los líderes lo mejor de la sociedad y lo han demostrado llegando a su posición por la fuerza. Por lo tanto, todos los subordinados son despreciados por débiles.
El culto a la tradición, el fascismo se alimenta de la idea de que en el pasado las cosas eran mejores y que hay que retornar a esa antigua grandeza.
El irracionalismo, el fascismo desconfía de la reflexión profunda y de la crítica, por lo tanto es preferible actuar antes que pensar. Por eso la cultura y la ciencia son sospechosas. Goebbels decía “Cuando oigo la palabra cultura, echo mano a la pistola”.
Se vive para luchar. Los fascistas ven a los pacifistas como débiles e ingenuos.
La vida es una guerra constante que sólo podrá terminar cuando se extermine a los enemigos. Esto es una contradicción porque una vez que derrote a su enemigo llegaría la paz, lo que contradice el principio de guerra permanente.
Machismo, este culto a la guerra da origen a un desprecio por las mujeres y una condena a la diversidad sexual.
Se cultiva un gusto por las armas como símbolo.
Es abiertamente antidemocrático, en una democracia los individuos tienen opiniones diferentes, que se expresan mediante el debate abierto y mecanismos como las elecciones. En el fascismo “el pueblo” se considera como una masa uniforme con una sola opinión y se supone que el líder, en su inigualable sabiduría, es quien interpreta esa opinión.
Las opiniones diferentes son silenciadas, en última instancia, el fascismo no es tanto un conjunto de ideas articuladas, más bien moviliza pasiones y emociones, sobre todo el miedo a lo diferente y el orgullo por lo propio.

Los argumentos que se dan para justificar sus acciones no suelen ser más que pretextos para obtener y mantener el poder y el control. En la actualidad esta visión del mundo está tan desprestigiada que prácticamente ningún dirigente se identifica a sí mismo como fascista. Sin embargo, cuando un dirigente silencia a la prensa y a las protestas, califica a los inmigrantes como amenazas, desprecia a los débiles, condena a la diversidad sexual y presume de sus proezas y de su hombría, hay razones para sospechar de sus tendencias fascistas.


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