El hijo siempre quiere vengar al padre
A 50 años del golpe de estado en Chile sigo admirando a esas familias.
"A mi si me torturan, violan, hacen desaparecer a uno de mis hijos y roban a mi nieto, seguramente buscaría la más horrible de las venganzas. Pero ellos no, solo piden justicia y saber dónde están. Y así y todo, algunos osan decir que los mueve el odio."
Bachú
No podía ser diferente, ya lo había visto en otras personas, pero cuando supe de la ausencia del padre de mi amigo esos rostros memorizados recobraron sentido. Pedro era un preadolescente común, en ese tiempo tan joven como yo, tan corriente como cualquiera. Aun recuerdo sus espinillas rojizas, su gusto por el ajedrez y su añoranza por esos bototos Bata de goma con nitrilo de los que tanto hablaba. Desde aquel día no volvió al colegio y ya nadie hablaba de él, parecía como que todos los pecados del mundo habían caído sobre su familia. En el colegio la forzosa normalidad me hizo reconocer la particular diferencia que habitaba en él, el recuerdo que no pertenecía al mundo que yo conocía. No solo no volvió, sino que su presencia se me hizo cada vez más necesaria porque pareciera que la ausencia de las personas genera preguntas y muchas culpas. Hoy, a casi 50 años de esos hechos, la lejanía del tiempo borra el recuerdo de mi vida, y tal vez, la coincidencia de nombres sea más que eso: el memorial en el cementerio, el nombre tallado en la piedra, su padre, su ausencia. Por primera vez en mi vida, las coincidencias hablaban de los muertos.