“Yo solo me siento
en la mesa de un político si paga él”
Groucho Marx
“Para engañar al
mundo, toma del mundo la apariencia;
pon una bienvenida en tu mirada y en tus manos
y lengua;
procúrate el inocente aspecto de una flor
pero sé tú la víbora que
oculta”
Macbeth
William
Shakespeare
“Un fin que necesita de medios injustos no es un fin
justo”
Albert Camus
“El populismo es
la manipulación a las personas
que no tienen grandes conocimientos políticos
y
que buscan la salvación en un caudillo”
Gloria Álvarez
Para Gino Germani (Roma, 4 de febrero de 1911-2
de octubre de 1979), el populismo era una forma de
dominación autoritaria que incorporaba a los excluidos de la política. Un
fenómeno vinculado a la transición de sociedades tradicionales a la modernidad.
Visitas a plantas de producción y sindicatos, actos masivos, una amplia
utilización de los medios masivos, especialmente la radio, son unos de los
factores centrales para erigir la figura populista, de tal forma de
posicionarla en la conciencia colectiva como el único que puede solucionar los
problemas.
Los populismos irrumpen en contextos de crisis de los
regímenes oligárquicos. Son movimientos multiclasistas de la burguesía
industrial, la clase media y el proletariado. Los regímenes nacional-populares
son vistos como democratizadores, pues expanden el electorado y basan su
legitimidad en ganar elecciones limpias. La política económica de los
populistas redistribuye el ingreso, sube los salarios mínimos y promociona la
organización sindical. En muchos casos se logran transformaciones estructurales
como la reforma agraria. Además, en sociedades racistas, estos gobiernos
incluyen a los más pobres y a los no blancos, representándolos como los
baluartes de la verdadera nacionalidad.
Pese a los rasgos autoritarios de los liderazgos populistas
que manipulan a la clase obrera a través de la demagogia, que atacan a la izquierda
organizada y que cooptan a los trabajadores a través de prebendas, la
bibliografía dependentista reconoce sobre todos sus efectos en promocionar la democratización
fundamental. Esto se basa en políticas económicas redistributivas, en el
nacionalismo, en la intervención estatal y en la promoción de la organización y
la participación popular.
La incorporación populista dejó su legado en la manera en
que se entiende la democracia en América Latina. Enrique Peruzzotti señala que,
si bien las elecciones limpias son la base de las credenciales democráticas del
populismo, una vez que el pueblo ha votado, los populistas consideran que el
electorado debe someterse políticamente al líder. Esta visión de la democracia
no toma en consideración los mecanismos de rendición de cuentas más allá de las
elecciones y tampoco presta atención a las formalidades de la democracia
liberal, pues el líder encarna los deseos populares de cambio, y los mecanismos
que protegen a las minorías, así como las formas de representación liberales y
los mecanismos institucionales de la democracia representativa, son
considerados como impedimentos para que se exprese la voluntad popular
encarnada en el líder.
La representación
populista asume una identidad de intereses entre el pueblo y su líder,
autoerigido como el símbolo y la encarnación de la Nación. El populismo
entendió la democracia como la ocupación de espacios públicos de los cuales los
pobres y los no blancos estaban excluidos, más que como el respeto a las normas
e instituciones de la democracia liberal. A diferencia de las formas de participación
liberal que buscan implementar un sistema basado en la institucionalización de
la participación popular y el imperio de la ley, las formas populistas se basan
en una incorporación estética o litúrgica, más que institucional.