“El derecho sobre
los animales se adquiere del mismo
modo que sobre las personas humanas;
a
saber, por las fuerzas y los poderes naturales.
Y dado que en el estado
natural,
por la guerra de todos contra todos,
a cualquiera le es lícito someter
e incluso matar a otros
siempre que le parezca que eso es bueno para él,
mucho
más lícito será obrar así con los animales,
esto es, reducir a servidumbre a su
arbitrio a los que
por su condición puedan domesticar y utilizar;
y a los demás
perseguirlos y destruirlos
por nocivos con una guerra sin cuartel.”
El Ciudadano
Thomas Hobbes
En ocasiones, se
dice que podemos saber si un ser humano sufre o disfruta porque nos lo puede
decir. Sin embargo, si viésemos a alguien llorando y retorciéndose y, entre
sollozos y gemidos, nos indicase que está disfrutando, no lo creeríamos. Cuando
vemos a alguien gesticular, retorcerse, chillar o gritar de un modo
determinado, deducimos que está sufriendo. Y si lleva a cabo otro tipo de
gesticulaciones, por ejemplo, si se ríe, suponemos que lo está pasando bien. Lo
mismo ocurre en el caso de los animales de especies distintas a la nuestra.
Cuando vemos a un perro que salta y mueve la cola podemos deducir que está
disfrutando, mientras que si gime de un modo determinado cabe concluir que está
sufriendo. La clase de conducta que alguien manifiesta es un motivo para creer
que está sintiendo placer o sufriendo, tanto en el caso de los humanos como en los
animales de otras especies. Es un indicador importante. No sufrimos y
disfrutamos por arte de magia, por alguna capacidad misteriosa cuya causa no
podemos explicar con claridad. Por el contrario, podemos sufrir y disfrutar
porque tenemos una estructura fisiológica que lo permite. Está consiste en el
sistema nervioso centralizado, mediante el cual no sólo recibimos estímulos,
sino que tenemos la experiencia que nos ocasiona tal estímulo. No sólo ocurre
que nuestro organismo reacciona ante una bajada de temperatura mediante el
erizamiento capilar, sino que percibimos la sensación de frío. Pues bien, no
sólo los seres humanos poseen un sistema nervioso, también muchos otros
animales.
Esto ocurre tanto
en el caso de los vertebrados como en el de muchos invertebrados. La capacidad
de sufrir y disfrutar posibilita a los seres con la posibilidad de moverse y
huir de aquello que les daña y acercarse a lo que les puede beneficiar, por
esto, es un absurdo evolutivo que aquellos seres sin la posibilidad de efectuar
movimientos pudiesen sufrir y disfrutar. Ahora bien, no sólo los seres humanos
podemos movernos, alejándonos o aproximándonos a lo que nos resulta negativo o
positivo. Muchos otros animales tienen también esta capacidad. Así, no hay
motivo evolutivo por el que sólo los seres humanos puedan tener experiencias
positivas y negativas. Por otra parte, los seres humanos y los demás animales
nos encontramos emparentados evolutivamente. No tiene sentido pensar que la
capacidad de sufrir y disfrutar haya aparecido tan recientemente en la historia
evolutiva que sólo los seres humanos la puedan poseer. A la luz de estos
indicadores, hay que concluir que los seres humanos no son los únicos animales
que pueden sufrir y disfrutar. Ciertamente, hay algunos animales con una estructura
fisiológica muy sencilla como es el caso de las medusas o las hidras que no
tienen esta capacidad. Pero hay motivos de peso para concluir que los
vertebrados, y un gran número de invertebrados, sí sufren y disfrutan.
Debo reconocer mi total ignorancia en cuanto a que los invertebrados también pueden sentir alegría y dolor...con excepción de la medusa y otros pocos, como explica el autor.
ResponderEliminarMe parece importante tratar este tema condiderando que, como personas, tendemos a mirar a los animales como seres ajenos al dolor y la alegría y, en consecuencia, los maltratamos o simplemente, usamos sus vidas para nuestra comodidad o diversión.
Siempre me ha llamado la atención, las demostraciones de genuino amor de los animales entre ellos o con sus amos. En este último caso, hasta exigiendo, de alguna manera, nuestra atención.
Me parece que es un tema que invita a la reflexión sobre el trato que damos a los animales que tenemos más cerca: nuestras mascotas.
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