“Envejezco aprendiendo cada día muchas cosas nuevas.”
Platón
Los diferentes estudios psicológicos que tratan sobre los
diversos momentos del desarrollo, señalan expresiones características de cada
etapa de este curso vital. De esta manera son reconocidas las propias de referidas
a cada edad, sea esta temprana, infancia, adolescencia, juventud o adultez. Sin
embargo, la adultez mayor, que como criterio predominante comienza a partir de
los 60 años, reclama también la atención de los especialistas (quizás por ser,
cada día más, un grupo etareo igualmente importante de la sociedad).
Para acercarse a una caracterización psicológica de la
vejez, es preciso considerarla desde una perspectiva que integre aspectos
biológicos y sociales como una etapa más del desarrollo, con sus singularidades
y valorando el privilegio de haber alcanzado una edad avanzada, aunque se
produzcan modificaciones en funciones físicas inherentes al proceso de
envejecimiento. El concepto de salud que resulta válido para las personas
adultas mayores está dado por la posibilidad de valerse por sí mismo. Es decir,
está supeditado a su autonomía, grado de validismo y funcionabilidad, independientemente
de que padezca o no de alguna enfermedad crónica. Se acepta, además, que
durante el envejecimiento se producen modificaciones de tipo degenerativas en
las funciones del organismo y también en las psico afectivas. Estas últimas, en
cierta forma, relacionadas con la pérdida de roles en la vida familiar o
laboral y que pueden propiciar una tendencia a la depresión.
Es preciso tener presente que la declinación de las
capacidades y habilidades en los ancianos y ancianas es mayormente consecuencia
de la falta de entrenamiento y del abandono de sus costumbres. La persona mayor
(al igual que cualquier otra), necesita apoyo y aceptación para realizar sus
deseos y asumir los cambios propios de la edad. Además, precisa sentir la consideración
y el respeto que le permitan participar en la vida de familia y en la sociedad.
A la vez, tener espacios propios, así como estar protegido por las asesorías y
cuidados siempre que se requieran. De ser ignoradas sus necesidades, pudieran
aparecer situaciones complejas que, aun sin la presencia de enfermedades
invalidantes, les lleven al deterioro de su calidad de vida. Es necesario
señalar que la pérdida o cambio de roles que impone la vejez, especialmente
después de la jubilación deseada o no, surte un determinado efecto. Efecto que
muchas veces negativo, al exigirle desprendimiento de funciones que han
significado mucho y que se acompañaban de un reconocimiento social. Ya haya
sido este en el desempeño de su actividad laboral o en el rol protagónico
familiar.
Hace tanto tiempo la imagen general de una persona de más
de 65 años era la de un ser con pocas posibilidades de autonomía, que requería
cuidados especiales; esta misma representación social hoy se identifica con
alguien que ha pasado de los 80. Cada vez es mayor el número de personas que
arriban a edad avanzada con buena salud. Esta realidad hace pensar en lo
complejo de esta etapa de la vida, en la que de manera particular pueden
diferir la edad cronológica, la biológica, la psicológica y la social. La
calidad de vida actual propicia que muchas personas puedan disfrutar un buen
estado de salud y ser totalmente autónomas hasta los 75 años. Edad a partir de
la cual suelen aparecer señales de dependencia, en mayor o menor medida.
Pienso que el autor hace una buena descripción del proceso de envejecimiento, haciendo notar cómo ,la pérdida de roles, en lo laboral o familiar, afectan notoriamente la salud síquica de los ancianos.Al desaparecer estos roles se limitan las posibilidades
ResponderEliminarde reconocimiento
del entorno, y más que eso: se da una suerte de desconfianza en la capacidad que pueda tener éste para acometer tareas de gran responsabilidad o creatividad .
Siendo un buen artículo, creo que el autor se equivoca al poner como fecha definitiva ,que a partir de los 75 años se termina la autonomía,dejando
de considerar las naturales diferencias entre una y otra persona .
Actualmente,se diseñan diversas políticas públicas para atender a este grupo de personas, cada vez más numeroso. Sin embargo, el
énfasis está puesto en el cuidado de la salud física, descuidando totalmente la sicológica . Esta es importante porque es, justamente ,a esta edad ,en que los duelos son más frecuentes : muere la pareja, los familiares, los amigos y el anciano tiene muchas posibilidades de sufrir de depresión al no tener el apoyo profesional que lo prepare para aquello .
La vejez, no cabe duda, es período de pérdidas. Además
de lo laboral, lo económico y lo social, hay que agregar la pérdida de capacidades como vista, audición ,
tono muscular,sabor,apetito sexual etc etc . Se insiste en esto una y otra vez, causando un agobio innecesario .
¿ Por qué no presentar esta etapa como una posibilidad, también , de explorar otros ámbitos,de disfrutar del tiempo libre para hacer, en la medida de lo posible, todo aquello que se postergó ...?