“Todos los
cerebros del mundo son impotentes contra
cualquier estupidez que esté de moda.”
Voltaire
“Todos los
que parecen estúpidos, lo son y,
además también lo son la mitad de los que no
lo parecen.”
Francisco de
Quevedo
“Estupidez
humana. Humana sobra,
realmente los únicos estúpidos son los hombres.”
Jules Renard
“La
estupidez insiste siempre.”
Albert Camus
“Las
personas no están jamás tan cerca de la estupidez
como cuándo se creen sabias.”
Jean Baptiste Moliere
Jean Baptiste Moliere
“Las tiranías fomentan la estupidez.”
Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges
Una opinión particularizando
un tentáculo de la estupidez.
Otros alcanzan el estado de estupidez
A algunos la
estupidez se les adhiere
Pero la mayoría
son estúpidos no por influencia de sus antepasados o de sus contemporáneos o
por sus genes o por su educación o… etc., es el resultado de un duro esfuerzo
personal. En realidad, algunos sobresalen y son el estúpido full y perfecto. Evidentemente,
estos son los últimos en saberlo, y uno se resiste a ponerlos sobre aviso, pues
la ignorancia de la estupidez es la retroalimentación de la misma.
La estupidez reviste
formas muy variadas que muchas veces es sustancia fundamental del escritor
satírico. Paul Tabori nos recuerda que “ha sobrevivido a millones de impactos
directos, sin que éstos lo hayan perjudicado en lo más mínimo”. Pero ha
olvidado mencionar, quizás porque es demasiado evidente, que si la estupidez
desapareciera, el escritor satírico carecería de tema, porque como lo señaló
Christopher Morley; “en un mundo perfecto nadie reiría”. Es decir, no habría nada
que fuera ridículo.
Pero, ¿podría
calificarse de perfecto a un mundo del que la risa estuviera ausente? Quizá la
estupidez es necesaria para dar no sólo empleo al autor satírico, sino también
entretenimiento a los núcleos minoritarios como los discretos, los sensatos o los
que poseen inteligencia suficiente para comprender que lo son.
Y cuando empezamos
a creer que una ligera dosis de estupidez no es cosa tan temible, Tabori nos
previene que, en el trascurso de la historia humana, la estupidez ha aparecido
siempre en dosis abundantes y mortales. Una ligera proporción de estupidez es
tan improbable como un ligero embarazo. Más aún, las consecuencias de la
estupidez no sólo son cómicas sino también trágicas. Son reideras, pero ahí
concluye su utilidad. En realidad, sus consecuencias negativas a todos
influyen, y no sólo a quienes la padecen.
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