viernes, 23 de octubre de 2020

EL CONTRATO DE ULISES

“Ulises pasábase los días sentado en las rocas, a la orilla del mar, 
consumiéndose a fuerza de llanto, 
suspiros y penas, fijando sus ojos en el mar estéril, 
llorando incansablemente…” 

Odisea, canto V, 150. 
  

“(La nave)… navegaba segura y tenaz; ni el halcón en su giro,
volador entre todas las aves, pudiera escoltarla.
De este modo ligera la nave cortaba las olas;
transportaba a un varón semejante en ingenio a los dioses
que en su alma llevaba las huellas de mil pesadumbres
padecidas en guerras y embates del fiero oleaje,
mas que entonces, de todo olvidado, dormía dulcemente.”

Homero, Canto XIII, 98-105



El nombre proviene del episodio en la Odisea en el que Ulises pide a sus marineros que lo aten al mástil de su barco para poder escuchar el canto de las sirenas, que según le había advertido Circe, encantan y resultan letales para los marineros. Mientras los marineros tienen tapados los oídos con cera, Ulises permanece atado al mástil, habiendo dado la orden de que no se le desatara incluso si lo pedía, sino que más bien se le atara todavía con más fuerza, si suplicaba lo contrario.

En esta historia destacan ideas relevantes. En primer lugar, es importante destacar que Odiseo o Ulises no toma su decisión solo, sino en colaboración con un experto en el tema, que en este caso es Circe, quien era una diosa, hija del Sol y de la oceánide Perse, que vivía en la isla de Eea, a donde llega Ulises en su intento de volver a Ítaca. Circe, enamorada de Ulises, lo retiene con sus hombres un año en su isla, aunque finalmente accede a cumplir su promesa de dejarlo ir y ayudarle en su regreso a casa. Así, Circe le advierte sobre las sirenas y le explica lo que tiene que hacer para salvarse, luego le propone dos posibles caminos a seguir, explicándole sus respectivos peligros: o bien la otra posibilidad puede intentar pasar por las rocas Errantes, por donde sólo la nave Argo ha logrado pasar cuando el viaje de los Argonautas, o bien puede intentar pasar entre Escila, un monstruo de doce pies y seis cuellos, y el peligroso remolino de Caribdis. Al final, es Odiseo quien debe decidir entre los dos caminos que tomar.


Circe a Ulises

“Oye ahora lo que voy a decir y un dios en persona te lo recordará más tarde.
Llegarás primero a las sirenas, que encantan a cuantos hombres van a su encuentro.
Aquel que imprudentemente se acerca a ellas y oye su voz,
ya no vuelve a ver a su esposa ni a sus hijos pequeñuelos rodeándole,
llenos de júbilo, cuando torna a sus hogares;
sino que le hechizan las sirenas con el sonoro canto,
sentadas en una pradera y teniendo a su alrededor
enorme montón de huesos de hombres putrefactos
cuya piel se va consumiendo. Pasa de largo
y tapa las orejas de tus compañeros con cera blanda,
previamente adelgazada, a fin de que ninguno las oiga;
mas si tú desearas oírlas, haz que te aten en la velera embarcación de pies y manos,
derecho y arrimado a la parte inferior del mástil,
y que las sogas se liguen al mismo;
y así podrás deleitarte escuchando a las sirenas.
Y caso de que supliques o mandes a los compañeros que te suelten,
átenle con más lazos todavía.”


En el episodio de las sirenas, uno de los detalles más relevantes es que Ulises pide ser atado al mástil. Siendo el líder de su tripulación, les ordena, paradójicamente, que no escuchen a sus ruegos de ser desatado en el momento de escuchar el canto de las sirenas. Las sirenas, seres mitad mujer mitad aves, instan a Odiseo a acercarse y parar la nave. Cuando Ulises efectivamente pide que lo desaten, Perimedes y Euríloco lo atan con nuevos lazos. Esto sugiere una enorme confianza de parte de Ulises en sus compañeros. Esta confianza surge, en gran parte, de que la responsabilidad y los peligros son compartidos por todos. Cabe destacar también que en la decisión de Odiseo, tanto él como su tripulación, así como también Circe, estuvieron de acuerdo en la resolución. Es importante señalar que la tripulación de Odiseo confiaba en la táctica que usarían pues el consejo provenía de una diosa.


Una vez más, la sabiduría griega inscrita en su mitología prueba ser inmortal. Los dilemas más importantes de la vida son siempre los mismos, sin importar las muchas facetas en las que se puedan presentar. Las cuestiones fundamentales de nuestra condición se repiten una y otra vez. Parecería que casi todo lo que se ha escrito desde aquellos tiempos, no son más que pies de página a la invaluable herencia que hemos recibido de las culturas antiguas. Este pasaje de la Odisea de Homero,  nos revela una enseñanza que aplicamos en nuestra vida diaria como estrategia para escapar de la tentación, de lo fácil, del aquí y el ahora al que nuestro cerebro es tan vulnerable. La recompensa por el esfuerzo, pongamos por caso tener salud y un cuerpo estilizado tras largas sesiones de gimnasio a menudo sucumben por el gran sacrificio que representan con lo cómodo que es tomarse una cerveza relajadamente. Nuestro cerebro ve el presente nítido y el futuro como una sombra lejana.

Sin saberlo firmamos continuamente contratos de Ulises para no sucumbir a la tentación. Conocedores de que uno no es un sólo yo, sino la suma de varios y que si ahora somos racionales, mañana ante una tentación bien podemos no serlo. Por eso la máxima de Sócrates "Conocéte a ti mismo" es tan difícil, porque no somos la  misma persona a todas horas, si no que dependiendo del momento somos una u otra y todos estos estados diferentes de un yo es bueno conocerlos, embridarlos y manejarlos.

El argumento de Ulises no era del todo racional, pues en ese caso no habría necesitado atarse al mástil, ni completamente irracional, pues no se abandonó a sus deseos. En lugar de eso, utilizó el consejo de Circe para lograr por medios indirectos el mismo resultado que una persona completamente racional podría haber logrado de manera directa. En la batalla que libran nuestras pasiones y nuestros intereses, parece que esta racionalidad subóptima es lo máximo a lo que podemos aspirar.

1 comentario:

  1. Creo que este pasaje de la Odisea es muy bello ,tanto , como conocido por casi todos ...
    Este canto bien puede parecer una
    mágica historia para relatarle a un pequeño. Con seguridad le encantará ...
    Pero,Romain no se queda en el relato. Nos conduce a tener una visión más amplia de la cultura griega. En el colegio, se suele leer y estudiar esta obra, como muchas, sin hacer las asociaciones
    apropiadas. Se lee y analiza la belleza del texto,el ingenio y heroicidad de Ulises,el apoyo de Circe... y se agota el tema ...
    ¿ Qué nos dice , Romain Labbé ?
    Nos llama la atención sobre dos ideas esenciales:
    a) cómo se puede aplicar en nuestra cotidianeidad lo que nos enseña este relato de la cultura griega...
    Por lo tanto, nos llama a no quedarnos con sólo el relato , sino cómo aplicamos su enseñanza a nuestro diario vivir...
    b) El autor va más allá... y, como sin querer , menciona algo que es totalmente cierto:somos la suma de varios "yo" en distintos momentos de nuestros día. A veces somos muy racionales y, otras, sucumbimos a nuestras pasiones ... y Ulises, conocedor de sí mismo, no quiso exponerse al mágico canto sin tomar las precauciones que tomó...
    Debo confesar que cuando leí el texto, al inicio, pensé que sería un análisis más de la acción del héroe, pero me equivoqué ...
    Me quedo con aquello que cómo un relato que al parecer es sólo eso,la sabiduría griega nos señala cómo relacionarlo con nuestra vida diaria y, guiando nuestra atención hacia la complejidad del ser humano que es la suma de varios " yo " .
    Bien por el autor ... Bien por enseñarnos a poner más atención en nuestras lecturas y escudriñarlo todo ...
    Gracias por eso .

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