“La soledad en nosotros es una virtud, es una inclinación
sublime”
Más allá del bien y el mal
Friedrich Nietzsche
Hay una soledad tan concurrida, tan llena de nostalgias y de
rostros, de adioses, de hace tiempo y besos bienvenidos, de primeras y de
último vagón.
Hay una soledad tan concurrida que se organizar como una procesión por colores,
tamaños y promesas; por época, por tacto y por sabores. Sin un temblor de más, sin
un temblor de menos. Nos abrazamos a sus ausencias, que asisten y nos asisten
con rostros añorados.
Casi siempre se asocia la
ResponderEliminar"soledad " con una visión negativa, dolorosa... Creo que no siempre es así... A veces,se da una soledad que es buscada,
necesitada...Ella es precisa para autoexplorarse,
para conocernos,
para una necesaria
introspección, para un encuentro con nuestro propio yo... y una vez reconocidos, saldremos
enriquecidos...
Esta soledad nos permite un diálogo sincero con nuestro propio yo... Ahí reconocemos quiénes somos realmente,en su más descarnada expresión...No hay posibilidad de engaño ...
También está la otra soledad... la de la ausencia de los seres que
amamos y esta es la soledad que duele porque precisamos de esas presencias físicas que nos fortalecen con sus miradas, sus risas, sus silencios a veces cómplices,
el tono de sus voces, sus palabras, su cariño que nos
complementa y nos hace sentir que somos necesarios para un otro...
Y ante esa ausencia
no buscada, nos defendemos del dolor que conlleva y nos refugiamos en los maravillosos recuerdos que hablan de un tiempo pasado y feliz, que como un bálsamo mitiga
el malestar de sentirnos solos o quizás, abandonados por quienes queremos...