"La tiranía totalitaria no se edifica
sobre las virtudes de
los totalitarios sino sobre las faltas de los
demócratas"
Albert Camus
Últimamente hemos sido testigos de diversas
conductas racistas en el país (Chile), ejemplos hay muchos, van desde simples
malas palabras a situaciones extremadamente agresivas con lamentables
resultados.
Visto de manera superficial e histórico
podríamos decir que es inherente a la especie, pero la verdad es mucho más
compleja que eso. Existen muchas causas; comerciales, políticas, laborales, sociales,
etc. Todas razones que repercuten en acciones enmascaradas tras estas variadas
formas de representación del racismo.
Conductas individuales
Muchos hablan de la empatía como la gran
solución a los problemas sociológicos de nuestra época (incluyendo el racismo)
sin embargo la historia ha seguido escribiéndose de barbarie sin que se haya
superado en lo más mínimo a través de los años; la crueldad y la ambición de la
especie humana sobre la misma especie humana pasó de ser una consigna capitalista
a una conducta casi normal en los hombres.
Los humanos somos así? si bien la empatía, el
amor, la compasión, la caridad son emociones importantísimas, también nos
obliga a ser críticos, porque la conciencia humana hasta hoy solo no ha sido eficaz,
sino que también se ha transformado en un espectador o administrador parcial de
la ética y más aún, de la moral.
De las emociones humanas, la empatía y la
compasión son tal vez los rasgos más importantes, pero si bien en nuestra
actitud podemos ser sumisos y buenos, también podemos ser altaneros y
agresivos, estás emociones son llamadas emociones destructivas. En este
contexto si bien los hombres poseemos la capacidad de sentir emociones, no
todas estas están en el mismo nivel, ni son comparables entre ellas, las hay
primarias, secundarias y otras son mezclas entre ellas o mezclas de mezclas.
Emociones destructivas
Las emociones más destructivas son la ira y la
intolerancia, pero entre ambas la ira tiene por lo menos un "mejor
diagnóstico" para su manejo. La ira se manifiesta de manera
incipiente al principio, pero alcanza rápidamente el punto máximo hasta decaer
nuevamente, si se graficara la curva y fijáramos el inicio de la emoción en la
intersección de los ejes (x e y) veríamos que si bien comienza en cero, alcanza
rápidamente el punto máximo (peak de la curva) y nuevamente decae.
Lo malo es que es una expresión de suma
violencia donde no se miden consecuencias.
Lo bueno es que dura muy poco, a lo sumo un
minuto, de acá el sabio dicho “antes de ponerte iracundo cuenta hasta diez”
porque una vez superado el momento sin haberse dejado llevar al peak, se puede
tener mayor control y no caer en los típicos exabruptos de la ira.
Intolerancia
Los seres humanos no andamos nuestra
vida permanente con ira o rabiosos, pero la intolerancia no es así, en este
contexto es peor que la ira, porque un intolerante puede vivir siéndolo toda la
vida, ahí está la diferencia y la gravedad.
En el libro Emociones Destructivas, escrito
por Su Santidad El Dalai Lama, Francisco Varela y Daniel Goleman, aconsejan
promover un ramo de empatía en la enseñanza primaria, concursos de debate a nivel
de enseñanza básica y secundaria y por otro lado limitar al máximo los indicios
de emociones destructivas, de modo de empeñarse en castrarlos desde su origen,
de tal manera de no promover siquiera los chistes de intolerancia, xenofobia o
bullying.
El racismo es uno de los aspectos más
fuertemente vinculado a la intolerancia, pero aún más; el peligro no radica
solo en eso, la intolerancia y el racismo son como una verdadera pandemia, está
demostrado que se contagia rápidamente en las sociedades rebaño, si eres un
racista incipiente no dudarás en sumarte al rebaño cuando se dé la oportunidad (tema
conocido en los estudios de psicología de masas). La intolerancia espera
hasta cuándo puede evidenciarse, vive en la mente de los intolerantes. Nadie
anda por la vida diciendo "soy intolerante" o "soy racista"
o "soy homofóbico" o "xenófobo", etc. pero al menor
indicio, el intolerante se mostrará en cualquier faceta dónde pueda expresar su
conciencia de odio.
El clásico ejemplo es el de la Alemania nazi,
desde 1914 ya se vislumbra la intolerancia racista hasta despercudirse poco a
poco de los ropajes políticos que de alguna forma lo hacían aparecer como
legítimo y someterse al absolutismo fascista. El racismo corroyó en la segunda
guerra a tal punto la conciencia de los alemanes que naturalizó el desprecio y
la subvaloración de los seres humanos solo por su origen étnico.
Cuando estás feliz, esa emoción es tuya y solo
tuya, cuando sientes ira pasa lo mismo, la emoción es tuya hasta que se termina
porque nadie vive con ira permanente todos los días de la vida, pero no es el
caso de la intolerancia, puedes vivir toda tu vida siéndolo. Estas conductas si
bien tienen una condena social, son pocos los que están en conocimiento del
daño que conllevan en sí. El investigador John Kekes hace un descarnado
análisis a la intolerancia en su libro “Las Raíces del Mal”, en uno de los
cinco capítulos relata el caso del comandante nazi Franz Stangl, quién estuvo a
cargo del campo de exterminio llamado Treblinka, ubicado en Polonia.
Este alto oficial vestía uniforme de color
blanco y su casa estaba ubicada a 30 mt. del campo de exterminio, hizo construir
un túnel para transitar directamente entre ambos lugares. Abrió una gran
ventana para poder mirar el campo de exterminio mientras almorzaba con su
familia, daba sus caminatas diarias por el campo acompañado y tomado de la mano
de su hija de cinco años vestida también de blanco.
El campo de Treblinka fue uno de los dos
campos de concentración en donde se asesinó a más prisioneros y se hizo más
cantidad experimentos médicos.
Una vez terminada la guerra fue juzgado y
condenado. En este estado Kekes lo visitó en la cárcel solo dos meses antes de
su fallecimiento a causa de una enfermedad terminal, sabiendo de su salud
(Stangl) nunca mostró algún arrepentimiento por lo hecho. Siempre su excusa fue
que cumplió órdenes y en ese sentido fue un buen oficial. Al respecto agregó
Kekes: Nunca el comandante Stangl mostró arrepiento sino que se escondió bajo
el pretexto que un buen militar siempre respeta órdenes, lo que omitió Stangl
fue que antes que él, hubo 11 oficiales que no aceptaron el cargo y varios de
esos oficiales fueron asesinados por el mismo régimen nazi.
El racismo siempre busca prolongarse con otras
excusas, tentáculos bárbaros directo a las conciencias, pero con un origen
claro y evidente... la intolerancia. Los extranjeros nos quitan el trabajo, son
delincuentes, son sucios, son bulliciosos, etc. todas razones que por sí mismas
se desarman como racimo de uvas, pero si representan la bandera racista,
intolerante llena de odio.
En la Alemana nazi, los indeseables no fueron
solamente los judíos, antes de ellos habían ocupado los mismos campos de
exterminio los comunistas, los gitanos, los enfermos mentales, las personas
mutiladas, los intelectuales, los escritores, los polacos, y cuánto opositor
había, etc. Todo el que no se ajustará al estándar racial de la raza pura y
superior.
Kekes escribe: “todos aquellos que
desempeñaron un papel en el drama se creían motivados por impulsos patrióticos
y altruistas. Todos podían dar más valor a sus buenas intenciones que a la vida
humana. Se instruyó a los ejecutores que asesinaran a dos o tres judíos con una
misma bala, juntos; cabeza con cabeza, así se ahorraba dinero y balas decían, y
si eras negro no merecías el gasto de una bala, se ordenó asesinar a esos seres
humanos solo con machetes o golpes en la cabeza.
Refiriéndose al comandante Stangl señala, “su
descontrolada pasión no le permitió ver los simples requisitos de la razón y la
moral y lo llevó a decapitar, ahogar, enterrar y destripar vivas a miles de
personas simplemente porque sospechaba que podían no estar de acuerdo con las
visiones a las que se aferraba”.
Nadie (o la gran mayoría) dice a viva voz
"soy racista", sino que es una excusa solapada, total cualquier
motivo siempre será válido para promover el odio.
Todos en alguna medida, somos culpables.
Sin duda coincido con Albert Camus…"La
tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino
sobre las faltas de los demócratas"