viernes, 22 de marzo de 2019

MI PASADO

"Una verdadera ruptura es algo sobre lo que no se puede volver, 
algo que es irremisible, 
porque hace que el pasado deje de existir”

Francis Fitzgerald


“¡Apágate, apágate, luz fugaz! 
La vida no es más que una sombra que pasa, 
deteriorado histrión que se oscurece
 y se impacienta el tiempo que le toca estar 
en el tablado y de quien luego nada se sabe.”

Macbeth
William Shakespeare

Eso fui.

Una suerte de botella echada al mar.
Botella sin mensaje.
Menos nada.
Nada menos.
O tal vez una primavera que avanzaba a destiempo. O un suplicante desde el más acá. Ateo de aburridos sermones y supuestos martirios. Eso fui y muchas cosas más.
Un niño que se prometía amaneceres con torres de sol. Y aunque el cielo viniera encapotado, seguía mirando hacia delante, hacia después, a renglón seguido.
Eso fui, ya menos niño, esperando la cita reveladora, el parto de las nuevas imágenes, las flechas que transcurren y se pierden, más bien se borran en lo que vendrá.
Luego la adolescencia convulsiva, burbuja de esperanzas, hiedra trepadora que quisiera alcanzar la cresta y aún no puede, viento que nos lleva desnudos desde el suelo y quién sabe hasta dónde. Eso fui.
Trabajé como una mula, pero solamente allí, en eso que era presente y desapareció como un despegue, convirtiéndose mágicamente en huella. Aprendí definitivamente los colores, me adueñé del insomnio, lo llené de memoria y puse amor en cada parpadeo.
Eso fui en los umbrales del futuro, inventándolo todo, lustrando los deseos, creyendo que servían, y claro que servían, y me puse a soñar lo que se sueña cuando el olor a lluvia nos limpia la conciencia.
Eso fui, castigado y sin clemencia, laureado y sin excusas, de peor a mejor y viceversa.
Desierto sin oasis.
Albufera.
Y pensar que todo estaba allí, lo que vendría, lo que se negaba a concurrir, los angustiosos lapsos de la espera, el desengaño en cuotas, la alegría ficticia, el regocijo a prueba, lo que iba a ser verdad, la riqueza virtual de mi pretérito.
El porvenir de mi pasado se debatía y gastaba en gozar, sufrir, corregir, mejorar, olvidar, descifrar, y sobre todo guardar en el alma el candor de un amor cómo de madre, cómo de padre, cómo de hermano, tal vez el reducto de una última confianza, de un secreto.

1 comentario:

  1. La vida del autor es presentada en sus diversas etapas:la ensoñación,la esperanza, y luego,la natural y conflictuada adolescencia...La
    edad adulta lo muestra como un ser sufriente, con una vida salpicada de dolores,castigos, desengaños,insomnios y alegrías efímeras... Al mirar su pasado percibe, la vaciedad de su vida,la ausencia de contenido significativo y
    de objetivos...Al finalizar,después
    de este desolador resumen de su pasado, nos sorprende con un comentario esperanzador: guarda para sí un
    aliviador secreto...

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