“¡No digas no puedo
ni en broma,
porque el inconsciente no tiene sentido del humor,
lo tomará en
serio, y te lo recordará cada vez que lo intentes!”.
Facundo Cabral
“Casi toda nuestra
mente es inconsciente.
Tenemos que aprender a comunicarnos
con esa parte
misteriosa de nuestra mente con su propio lenguaje, y los símbolos nos ayudan a
eso”.
Elsa Punset
Nace de mis propias vísceras el ácido necesario que crea
mis anticuerpos.
El silencio asienta todo.
Las palabras se escuchan todas bonitas y correctas.
No sé si algún día podrá el niño cabezón y acomodado
poder escribir sus letras, si a las delicias de este mundo fácilmente ya ha
accedido.
Le falta el amor, dice la abuela desde el olvido, el amor
le hará pecar y sentir el placer de pecar y de entregarse a cuestiones
misteriosas.
Al final todo es insignificante, mis puntos de vista
están sujetos a la posición de mi perspectiva personal y no puedo negarme a deslizar de lado, al
frente y detrás para adentro.
Como puedo armar un discurso así, textual como ellos
quieren, si siempre se está en constante revuelta.
Como serle servil a la regla del manual para ser
historia, si no puedo detenerme y hacer de cirquero ambulante evangelizando mis
cuestiones ya abandonadas.
¿Es real esto que veo?
Toda la madrugada esperé despierto. Me pellizqué, me di un baño con agua fría y nada...
sigo acá.
¿Cómo se atreve el encierro a abandonarme así?
Toda la madrugada esperé despierto. Me pellizqué, me di un baño con agua fría y nada...
sigo acá.
¿Cómo se atreve el encierro a abandonarme así?
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