“Y las noches que haya luna llena
Será porque el niño esté de buenas
Y si el niño llora
Menguará la luna para hacerle una cuna”
José María Cano
Siempre me ha llamado la atención esa esfera brillante que
flota en el espacio; ingrávida o muy aparentemente ingrávida, seductora para
poetas y escritores, para amantes nostálgicos o para crear fantásticas
aventuras de hombres que se transforman. Aun así, la luna me conmueve cada vez
que la miro, en ella mis pensamientos se abstraen y sus tenues rayos nocturnos
invaden las zonas donde están guardados, casi olvidados y pixelados los
recuerdos más lejanos, más viscerales y los que poco a poco se desvanecen.
Me contento y sueño con los que hoy forma mi vida, la luna
ampara con su luz las siluetas de esas personas que amo, que tal vez sin
saberlo… tal vez sin saberlo ellos y tal vez sin saberlo yo, lo mismo que Manrique en “La leyenda El rayo
de luna” me llevan en su embrujo cargado de magia, belleza pura y fascinación.
Comúnmente relacionamos a la luna con los enamorados y la mostramos como testigo o cómplice romántica de amores nocturnos.
ResponderEliminarPor eso,la miramos con beneplácito teñido con un sentimiento de gran complicidad.
En esta ocasión,
el autor, con moderado optimismo, le asigna otras funciones :
- la de develar añosos y olvidados recuerdos que, con el paso del tiempo,están próximos a desaparecer ...
- le atribuye la acción protectora de las personas
amadas por él ...
- finalmente, reitera la imagen que todos tenemos de la luna :su pálida belleza nocturna con sus claros reflejos, nos trasladan a un ambiente pletórico de fantasía, hechizos y misterios que hacen propicio vivir el sentimiento del amor en su mejor expresión .