"El hombre es un egoísmo mitigado por una indolencia."
Fernando Pessoa
En África, llevan una vida en la sombra y buscan salir a la
luz. Son personas a las que les falta el maquillaje natural de la piel: la
melanina. Alrededor de una sexta parte de los albinos padecen cáncer de piel, y
muchos de ellos sufren enfermedades crónicas causadas por el sol. Su principal
problema es que en algunos países africanos, las cremas de protección solar son
artículos de lujo o ni siquiera se comercializan. El albinismo es una anomalía
hereditaria: si el padre o la madre han desarrollado éste defecto genético, hay
un 25% de posibilidades de que el hijo sea albino. La fuerza destructiva del
sol provoca, además, trastornos visuales a muchos albinos. La ignorancia, las
supersticiones, y los prejuicios los han convertido durante años en marginados
sociales. Estigmatizados y a menudo traumatizados, perseguidos o señalados, se
mueven al margen de la sociedad africana.
El albinismo no es más que una rara condición genética que
impide la pigmentación de la piel, pero para muchos pueblos africanos, los
albinos son gafes en vida. Traen la desgracia a sus familias, a sus clanes, y a
ellos mismos. Muchos son rechazados por sus padres, expulsados de sus casas.
Pero cuando mueren se cambia el signo de la fortuna. Muertos, atraen todo tipo
de bienes y riquezas. Por eso se les considera tesoros o trofeos muy preciados
en una de las cacerías más horribles que ha vivido la humanidad desde que los
nazis persiguieran a los judíos. Sólo en Tanzania han sido asesinados 41. Por
la pierna de un albino, se llegan a pagar 1500€, pero aún más por los
genitales, que se venden como viagra.
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