“Y cada día que pasa me parece más lógico y más necesario
que vayamos a la literatura (seamos autores o
lectores)
como se va a los encuentros más esenciales de la
existencia,
como se va al amor y a veces a la muerte,
sabiendo que forman parte indisoluble de un todo,
y que un libro empieza y termina mucho antes y mucho
después
de su primera y de su última página.”
Uno de los legados que nos deja la buena escritura y la
buena redacción es que justamente podemos basarnos con veracidad en que los
hechos contados son reales, con apego a la realidad y desde esa perspectiva,
discriminar las diversas intensiones, opiniones, y elementos aportados en
segundas y terceras lecturas. La historia de Cleopatra por ejemplo tiene dos interpretaciones,
una romana; resaltando algunos aspectos de su personalidad que más bien
pretende desprestigiar a esta griega, la última gobernante de Egipto y con
suficientes encantos para seducir a dos altos militares (el César)
romanos. Y la otra; la versión griega que resalta aspectos completamente
diferentes, como su inteligencia o su autodeterminación y
carácter.
Por la escritura y la buena escritura, podemos entender que
los libros sagrados son más que una novela, sin la buena escritura La Biblia,
La Torá o El Corán no serían lo mismo.
El hecho de escribir bien es universal, egipcios, griegos,
romanos, persas, las culturas chinas,…etc. ya lo hacían. Nada de este
conocimiento sería tal si no hubiese sido escrito de buena forma. Para qué
hablar de la literatura en su conjunto, los libros científicos por ejemplo,
todos basan su legitimidad en ser la más fidedigna y clara en cuanto a la
interpretación de los hechos en todos los niveles de una simple prosa.
Como ejemplo podemos analizar la prosa de Pessoa, al leerla
detalladamente se captan las distintas capas que encierra el contenido.
“Lo que realmente me indignaba de mí mismo en esos momentos
de dudosa duda, en que yo sabía desde mucho antes que no habría solución
ninguna, era la intromisión del factor social en el juego desequilibrado de mis
decisiones. Nunca pude dominar el influjo de lo hereditario y de la educación
infantil. Siempre pude rechazar los conceptos estériles de nobleza y de
posición social; nunca los pude olvidar. Son en mí como una cobardía que
detesto, contra la que me rebelo, pero que me ata con lazos extraños a la
inteligencia y la voluntad.”
Fernando Pessoa
Fernando Pessoa
No hay comentarios:
Publicar un comentario